José Zaragoza: "Dejaba a la moza en el baile y me iba a ordeñar las vacas"

Pastor, conductor, panadero, impresor...el almuniense José Zaragoza recuerda haber trabajado de forma incansable para salir adelante en unos tiempos muy difíciles.

Hay algo que tenemos que reconocer a las generaciones pasadas: el espíritu de sacrificio y el trabajo incansable. José Zaragoza (La Almunia de Doña Godina, Zaragoza, 1926) es una buena muestra de ello. "Con seis años tenía que cuidar de las ovejas y por las noches iba a la escuela nocturna", explica.


Pero solo hasta los diez años, cuando este almuniense tuvo que dejar la escuela para hacerse con las labores de pastoreo. "Íbamos al monte con las ovejas y allí en la paridera haciamos un fuego para comer".


Con los años y "alguna perra", José se hizo con varias vacas. "Dejaba a la moza en el baile y me iba a ordeñar las vacas", asegura. Durante varios años, este almuniense fue jornalero para una familia con tierras en las que trabajó duramente el campo.


José recuerda lo difícil que era sacar adelante la tierra. "Por entonces las sequías y las pedregadas eran muy fuertes, y nos destrozaban toda la cosecha, muchos días me iba a regar a 12 grados bajo cero".


Pero además de trabajador, José también ha sido un poco gamberro. "Una noche cogimos de una cueva de Mularroya un saco de murciélagos y los echamos en medio del baile. ¡Cómo corría la gente!", revive entre carcajadas este robusto aragonés.


En 1958 se fue a Zaragoza donde trabajó durante varios años uno de los conductores del antiguo tranvía de Zaragoza. Esta experiencia lo llevó a estudiar en la Escuela Profesional Obrera de Trolebús donde adquirió el carné de conductor. "Con el trolebús llevaba la línea 32 que iba del Principal al Gállego", explica y allí trabajó hasta el cierre definitivo del transporte urbano en 1975.


Pero las cuatro horas que hacía de conductor no eran suficientes y tuvo que pensar en compaginar varios trabajos: "Comencé como panadero donde me pagaban 800 pesetas al mes y un kilo de pan. Luego me fui al Mercado Central y un tiempo después entré a una fábrica donde hacíamos lavabos de mármol. Luego estuve tiempo en una imprenta y acabé trabajando en una compañía de seguros". No hay más que escucharlo para saber que José ha exprimido la vida al máximo.