Antonia Gracia: "Todo lo que sé lo aprendí en la escuela de la vida"

Isabel forma parte de una familia muy numerosa, tuvo seis hijos varones, que le han dado 20 nietos y ocho bisnietos.

Antonia Gracia, Teruel
Antonia Gracia, Teruel

Isabel Gracia (Teruel, 1926), tiene mucha historia y cientos de experiencias que adora contar, debido a su carácter risueño y activo. A sus 87 años afirma que no puede pararse quieta. "Aún me tienen que decir que no me suba a podar los árboles". En 1948 se casó con Félix Royo, el Jefe de los Serenos de Teruel con el que desaparecería el oficio en la ciudad. Ambos recibieron la Medalla de Oro de los Amantes de Teruel con motivo de su 50 aniversario de bodas.


La turolense también es la fundadora del primer quiosco de Teruel. "Al principio tan solo eran dos alambres y cuatro pinzas", recuerda. El puesto, situado en la emblemática plaza del Torico, sigue activo a día de hoy y a cargo de sus descendientes. Por si fuera poco, Isabel también forma parte del Consejo Aragonés de Personas Mayores (Coapema) y es presidenta de la Peña El Agüelo de Teruel y del Centro de Día Turia.


Isabel asegura que toda su vida ha trascurrido en la ciudad, "excepto los dos meses que nos evacuaron por los bombardeos", relata. "Fuimos de las últimas personas en abandonar Teruel". A lo largo de su vida ha hecho casi de todo: ha sido criada, costurera, quiosquera y, a parte de hacerse cargo de sus hijos, "por la noche todavía tenía tiempo de ir a fregar escaleras. Tenía que sacar a mi familia adelante", asegura.


A pesar de los numerosos esfuerzos Isabel se considera una mujer "muy feliz", rodeada de su numerosa familia, formada por "seis hijos varones, 20 nietos y ocho bisnietos". "He pasado una guerra, una posguerra y numerosas dificultades. Ni siquiera pude ir a la escuela. Todo lo que sé, y sé mucho, lo aprendí en la escuela de la vida". La turolense afirma sentirse muy orgullosa de dedicar su vida a las personas mayores de Teruel. "Todo empezó por casualidad. Vinieron en busca de mi marido pero les dijo que yo era mejor para eso porque valía para todo", recuerda. Y así hasta hoy, durante más de 20 años. Isabel es, sin duda, un ejemplo de vida entregada a los demás.