El forano

Si hubiera aprendido una palabra extranjera cada vez que mi abuelo me dijo: "Estudia idiomas, o no llegarás a nada", ahora sería bilingüe. Pero siempre fui un chico de barrio. En las calles del Actur nací, en ellas jugué, crecí y me enamoré. Poco he pedido a la vida, pero lo poco que le he pedido, me lo ha dado. Además, sin inglés, ni francés, ni ruso, ni chino.


Una vez me encontré con un inglés, o francés, o ruso… chino seguro que no era. Fue en mi barrio, dónde si no. Se me acercó en un valiente intento comunicativo preguntándome por "la casa grande". Amablemente, le indiqué el camino al tranvía y alardeé de sus maravillas como buen zaragozano, explicándole lo sencillo de su expedición gracias a tan moderno aparato. Cuando hubo desaparecido al final de la avenida, reinicié mi camino. Tras unos pasos, alcé la vista y leí en la fachada del edificio que tenía delante de mis narices: Grancasa. Las palabras de mi abuelo resonaban en mi cabeza mientras me reía a carcajadas.