Memoria de agua

Arteria del Ebro, deslizas tu carga directa al corazón del valle. Hoy siento fluir tu sangre clara removiendo la tierra. Regreso al riachuelo que alguna vez adornó mi infancia y en él me adentro aliviando mi memoria. Un soplo de viento seca cien heridas, mientras recorre mi rostro alguna lágrima furtiva que invita a la nostalgia. Volver atrás ya no se admite, enmendar errores ni se entiende.


Todo ha cambiado y hoy veo horizontes claros, muy nítidos, cargados de silencios seguramente ya vividos. En lo profundo, bajo el río, hay mil pasos y una senda. Adornan mis pasos embarrados el regreso junto al paisaje de mi niñez, resumiendo los recuerdos en este lugar hermoso de camino líquido. Mi grito, mudo y ahogado, se lanza a la distancia y en su rivera curo mis anhelos, sintiendo de paso, que me siento cuerdo. Sé que el tiempo, como el caudal del río, ya nunca vuelve a su origen.