La crisis ha hecho disminuir más de un 44% la expedición de carnés de conducir desde 2008. Los datos anuales recogidos por la Jefatura Provincial de Tráfico y difundidos por la Subdelegación del Gobierno en Soria así lo ponen de manifiesto. De los 1.712 permisos tramitados en 2008 se ha pasado a los 953 con los que se cerró 2013.

La caída a lo largo de estos ejercicios ha sido constante. La cifra ha ido rebajándose año tras año. De las 1.712 licencias concedidas en 2008, cuando técnicamente se desató la recesión económica, se pasó a las 1.610 tramitadas en 1.610 y de ahí a las 1.280 de 2010, las 1.154 de 2011, las 1.019 de 2012 y las 953 del curso pasado.

El descenso en el número de permisos expedidos ha repercutido directamente sobre las autoescuelas, que han perdido en torno al “40 o el 50%” del volumen de alumnos desde que comenzó la crisis.

José Antonio Benito, director de autoescuela RACC José Luis, apunta a tres aspectos como causantes de este desplome en la expedición de permisos: la crisis económica, la pérdida de inmigrantes y los cambios de tendencia en el perfil de los alumnos.

El primero de los motivos es el más evidente, “la gente tiene miedo a consumir, no hay dinero para sacarse el carné de conducir”. La caída de la inmigración también queda patente al analizar el dato de los canjes de permisos a ciudadanos extranjeros que en 2008 ascendía a 287, por los 53 del pasado año.

Ambos factores han influido en lo que Benito llama “el cambio de tendencia”. “Antes los chavales se matriculaban en cuanto tenían los 18 años, ahora ya no, prefieren tener un móvil de última generación. Antes se lo sacaban en verano, pero desde que se ha aplicado el Plan Bolonia el verano cada es más corto para los universitarios. Antes preguntaban por los horarios de las clases teóricas, ahora son cada vez más cómodos e intentan superar el examen con el menor número de clases”, comenta el director de RACC José Luis.

Como consecuencia, “ha habido que adaptarse” introduciendo las nuevas tecnologías en los cursos de formación y facilitando la interactividad con el alumno. Todo ello, con los ajustes de personal y sueldos que ha tenido que llevar a cabo esta autoescuela. “Sobre todo, hemos tenido que contener los gastos, porque los ingresos no dependen de nosotros”.

El carné de conducir ha perdido el carácter de urgencia y necesidad de hace años. Los jóvenes, que suponen el grueso del montante total de matriculaciones, “cada vez se sacan el carné más tarde”. “Muchos, hasta los 24, cuando terminan la carrera no se plantean apuntarse a la autoescuela”.

“Ahora sólo preguntan por los precios”.

Ismael González, profesor y director de Autoescuela TOIS, también ha percibido el descenso en la matriculación de alumnos. “Desde hace tres o cuatro años habremos perdido alrededor del 50% del volumen que teníamos poco a poco”, indica. “Y la gente ya sólo pregunta por el dinero que le va a costar sacarse el carné. Antes podías explicarle las facilidades que le ofrecía la autoescuela, podías intentar convencerles, pero ahora sólo preguntan por lo que les va a costar”.

“Y eso que los precios han bajado en torno al 30 o 40% respecto a hace unos años”, indica González, que reconoce que “la gente que se apunta, intentar dar el mínimo número de clases”.

Cabe recordar que, en términos generales, el coste está estrictamente ligado al número de clases prácticas y al de suspensos, y actualmente rondaría los 1.000 euros. Con 15 prácticas, el carné saldría por unos 800 ó 900 euros, con 25, por 1.200 ó 1.300 euros.

Pese a la mala salud del sector, González se muestra confiado. “Los chicos de 18 años que no se lo sacan nada más cumplir la mayoría de edad tendrán que sacárselo más adelante así que confío en que la cosa vuelva a ser como antes o incluso mejor”, comenta el director de Autoescuela TOIS.