Aragón

Aragón pierde el tren de las instalaciones deportivas

Hace tiempo que los grandes proyectos vinculados a la actividad deportivo han sido abandonados y el deterioro crece en escenarios como el Parque Deportivo Ebro o La Romareda.

Competición en el Centro Aragonés del Deporte
Aragón pierde el tren de las instalaciones deportivas
HA

El área de Deportes del Gobierno de Aragón no mutará en demasía su presupuesto. No subirá, desde luego; y, en principio, tampoco bajará. Es natural; a quien casi nada tiene, poco –o nada- se le puede quitar. Hace tiempo que Deportes malvive siempre a la cola de una denominación de Consejería eterna –hoy es Educación, Cultura, Universidad y Deportes-, casi siempre recortada por ese terreno que a nadie importa.


En ese terreno y en ese contexto, hoy resulta absurdo hablar de instalaciones deportivas. Nadie piensa ya en semejantes inversiones; y el mantenimiento resulta complicadísimo. Hacer un repaso a la pérdida de oportunidades genera desasosiego.


Hoy la ‘Ciudad del Deporte’ que pregonaba Marcelino Iglesias se ha quedado reducida a una pista de atletismo –tan buena que fue inaugurada tres veces: por Eva Almunia, por Marcelino Iglesias y por José Ángel Biel- y a un área de entrenamiento. Del resto de la pastilla prevista para instalaciones deportivas en el Actur queda esa zona llamada Párking Norte que sirve para atender la demanda juvenil en las fiestas del Pilar y su entorno, un terreno dedicado a la práctica del botellón.


Había anunciado el anterior presidente aragonés varios pabellones multiusos, residencia para deportistas, el Centro de Medicina del Deporte, una zona para estudios vinculados al deporte y hasta un pequeño ‘pitch and putt’ de golf.


De aquel legendario proyecto malvive el Centro de Medicina del Deporte en el Parque Deportivo Ebro. Nombrar el Parque Deportivo Ebro es hacer referencia a una terrible gestión de un entorno público. Son 13 hectáreas planteadas como área de Deportes, abandonadas ya a su suerte, en las que la vegetación crece a su antojo y los edificios amenazan ruina. Allí, abandonada, se encuentra esa ‘joya’ de piscina cubierta de techo corredero que el Ejecutivo vendió como una obra de vanguardia y hoy descansa abandonada a su suerte sin que nadie se atreva a acercarse demasiado allí, por miedo a lo que pueda encontrar.


Aragón vivió durante mucho tiempo cautivado por el embrujo delCentro de Alto Rendimiento de Deportes de Invierno que se iba a instalar en Jaca. Aquel gran proyecto –lugar de encuentro de los deportistas de todo tipo y, de forma singular, los de nieve y hielo- se ha diluido arrasado por la crisis.


La Romareda es otro de esos escenarios que sufre con dignidad y paciencia el paso del tiempo. Hace mucho tiempo que allí dejaron de celebrarse eventos de primer nivel, más allá de la competición doméstica. Y cuando al concejal Roberto Fernández se le ocurrió decir que tal vez habría que mejorar el campo –que ya ha cumplido 56 años- recibió una llamada de atención de su propio alcalde“La Romareda no es una prioridad”- y de sus socios en el Gobierno municipal.


Hace tiempo que Zaragoza perdió la oportunidad –por absurdos rifirrafes políticos- de impulsar un estadio acorde con las necesidades de la capital aragonesa. Hoy La Romareda, cada vez más vacía, tiene el olor rancio de tardes de gloria y una decadencia que resuelve con dignidad, pero a la que habrá que hacer frente por más que quiera esquivarlo el Ayuntamiento.


El pabellón Príncipe Felipe aguanta el tipo y es capaz de atraer todavía –cuando el Ayuntamiento puede- citas de primer nivel y acontecimientos internacionales. Pero el pabellón ha cumplido más de veinte años y el paso del tiempo afecta también a una instalación deportiva que fue pionera y que el tiempo ha ido degradando en el escalafón.


Es verdad que la intervención de las instituciones municipales y provinciales ha podido impulsar pequeñas instalaciones en diversas zonas de Aragón. Sin embargo, no hay un criterio de actuación conjunta; y el Gobierno de Aragón ni se plantea inversiones de este tipo.


Atrás queda aquel plan –el Plan Director de Deporte de Zaragoza- en el que el Ayuntamiento se gastó 240.000 euros para promover una pista de hielo y un centro náutico. O los cientos de miles de euros gastados en los distintos proyectos e informes de campo de fútbol.


Cualquier proyecto, tal vez, haya sido devorado por ese circuito de Motorland, en Alcañiz, una de las grandes instalaciones del mundo del motor –un circuito de referencia mundial- al que se obliga a dotar cada año de la mayor parte del dinero que debía destinarse todo el deporte. Y que, como ya explicó la presidenta Luisa Fernanda Rudi, no tiene un estudio serio de repercusión económica. Las cifras las anuncian siempre los políticos del Partido Aragonés.