Heraldo del Campo

Vitivinicultura

"En los mercados las marcas se difuminan y los nombres de las D. O. pierden impacto"

En Cariñena ven con buenos ojos la creación de una sola denominación. Borja y Caltayud admiten que no se han planteado la iniciativa.

La garnacha
"En los mercados las marcas se difuminan y los nombres de las D. O. pierden impacto"
OLIVER DUCH

Luis Miguel Albisu explica que cuando dice que es necesario actuar de una manera conjunta para poder tener una mayor incidencia en el mercado no está recomendando la creación de una denominación de origen, con el apellido de Zaragoza, bajo la que se integren Cariñena, Calatayud y Campo de Borja. De lo que habla el jefe de la Unidad de Economía Agroalimentaria del CITA es de que "para llegar a mercados internacionales amplios y con gran potencial de crecimiento la fuerza de una D. O. no es suficiente".


Este experto en temas económicos sobre el vino destaca que la expansión de las denominaciones aragonesas (ya con muy elevados porcentajes de exportación) tiene que mirar hacia los consumidores estadounidenses y canadienses. Y hasta esos mercados tan grandes, con elevada capacidad adquisitiva, hay que acudir no solo con volumen sino con un elemento aglutinador, diferenciador y reconocible. "Las marcas se difuminan y los nombres de las D. O. no logran el impacto necesario para que un porcentaje notable de los consumidores los conozcan y valoren. Es, por tanto, necesario actuar de una manera conjunta para poder tener una mayor incidencia en el mercado", recomienda Albisu.


Aunque no fuese la intención del experto del CITA, sus afirmaciones han sacado a la luz el debate sobre si Vinos de Zaragoza debe ser o no una denominación. Pero, ¿las zonas productoras abrazan por igual esta iniciativa? ¿Qué ventajas e inconvenientes tendría? ¿Cómo se reglamentaría ese nuevo organismo regulador?


En Cariñena, la idea no disgusta. Todo lo contrario. Representantes de la denominación de origen aseguran incluso que "las bodegas de Cariñena no tendrían problema" en llevar adelante esta iniciativa, que consideran buena en imagen y comunicación y muy apropiada para ir a mercados con un solo nombre y mayor volumen. Eso sí, reconocen que el proceso debería ser gradual, que podría crearse un "paraguas conjunto" bajo el que caminar hacia una única denominación que terminase por aglutinar marcas e identidades.


Campo de Borja y Calatayud no lo tienen tan claro. Los representantes de sus consejos reguladores se muestran cautos y aseguran no conocer el sentir de las bodegas, de los enólogos, de los viticultores de su zona, "porque no se ha planteado el debate y nadie en la D. O. ha hecho ningún comentario al respecto", señalan desde Campo de Borja. Con idéntica afirmación se manifiestan desde Calatayud, que incluso reconoce que quizás unos años atrás la iniciativa hubiera tenido éxito entre sus productores, pero ahora no parece ser el momento. "Estamos bien y con toda la producción vendida", aseguran desde esta D. O.


Entre aquellos que defienden que "la idea es muy buena" surgen también dudas, porque no es tan sencillo, dicen, reglamentar el organismo conjunto que centralizaría el control de la nueva denominación. Destacan además que, aunque se ahorraría en costes, sobrarían determinados recursos, especialmente humanos, léase empleos. Unos y otros reconocen, sin embargo, que iniciativas de este tipo aunque complicadas no son imposibles. En Cataluña ya lo han hecho. En 1999 crearon una denominación que abarcaba todas las zonas donde se había cultivado tradicionalmente la viña, que se superponía sobre las otras denominaciones catalanas ya existentes y que ofrecía certificación a bodegas situadas en zonas excluidas que elaboraban vinos de gran calidad.


Así que hay también quienes se preguntan. ¿Y por qué no una D. O. Vinos de Aragón, que integre también a Somontano y Vinos de la Tierra?



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