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"Hace 50 años, la media era de un 7"

Luis Lizcano critica que se mantenga la nota media exigida para obtener una beca del Ministerio de Educación en un 5,5.

"Creo que se debería exigir una nota media de notable", asegura el zaragozano Luis Lizcano, a raíz de la polémica surgida con el aumento de la nota media para obtener una beca del 6,5 (aunque posteriormente se rebajó hasta el 5,5).


Profesor de primaria jubilado, Lizcano estima que la "manga ancha" que se tiene con los alumnos no es buena para nadie, ya que desmoraliza a los que consiguen buenas notas y permite que personas que no tienen interés continuen sus estudios.


Lizcano explica cómo han cambiado los requerimientos para conseguir una beca del Ministerio de Educación en los estudios universitarios. "Hace 50 años, los que no teníamos posibles podíamos estudiar en la Universidad siempre que obtuviéramos una media de siete", aunque él recuerda haber conseguido una nota de 8,3 en el bachiller.


La beca consistía en la obtención gratis de la matrícula, además de una ayuda al estudio de 1.000 pesetas. Gracias a ella, pudo estudiar Magisterio, aunque tuvo que compatibilizar los estudios con el trabajo. Tras aprobar las oposiciones a maestro, realizó la carrera de Psicopedagogía. Su puesto como funcionario del Ministerio de Educación hizo que ni él ni sus hijos tuvieran que pagar la matrícula de la Universidad.


"Es vergonzoso que se conceda una beca con una media de un 5,5 de media, ya que así solo se consigue la mediocridad de titulaciones universitarias que sufrimos", asegura. Además, recuerda que algunos estudiantes obtienen sus títulos con una asignatura suspensa.


Julio García, jubilado reciente de su puesto como director de una sucursal bancaria, se muestra de la misma opinión: "Considero que es poco el nivel exigido por el Ministerio de Educación para la concesión de becas".


García comenzó la carrera de Empresariales tras varios años de trabajo. "En esa época, había que pasar dos reválidas y el PREU y el que no lo hacía, desempeñaba un oficio". Hace poco tiempo volvió a las aulas de la Universidad para estudiar Derecho. "Los estudiantes ahora no tienen facilidad de palabra y hay alumnos que no quieren estudiar".


Para García, la función actual de la universidad es similar a la que tenía antes el servicio militar: retrasar el acceso al trabajo de los jóvenes.


La clave no es tanto la nota de corte de las becas como la educación de los alumnos desde edades tempranas. "Los educadores debieran encauzar a los alumnos a partir de los 14 años, sin engañar ni hacer creer en falsas expectativas", reflexiona.