Sanidad

El Centro de Investigación Biomédica de Aragón busca ser referente internacional

Se ha puesto en marcha con la pretensión de tener proyección internacional, de captar fondos europeos, de atraer al sector privado y de ser una incubadora de empresas en este ámbito.

El Centro de Investigación Biomédica de Aragón (CIBA) ha comenzado a funcionar en Zaragoza como un referente para que los investigadores en biomedicina de todo el mundo sumen sus conocimientos y acabe siendo un referente internacional. 


El CIBA, una iniciativa conjunta del Gobierno aragonés y la Universidad de Zaragoza que se remonta a abril de 2006, está concebido como un lugar de encuentro y de sinergias de la investigación biomédica de la comunidad, tanto clínica hospitalaria como universitaria, en áreas como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, neurociencias, salud mental y patologías raras, entre otras.


Con la pretensión de tener proyección internacional, de captar fondos europeos, de atraer al sector privado y de ser una incubadora de empresas en este ámbito se ha puesto en marcha el centro de investigación.


Así lo han señalado este miércoles el gerente del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS) y gestor del nuevo centro, Luis Rosel, y el vicerrector de Política Científica de la Universidad de Zaragoza, Luis Miguel Vinuesa, en una visita de los medios de comunicación a las instalaciones, cuya construcción finalizó el 31 de agosto y que, aunque ya funciona administrativamente, todavía está siendo ocupado por los investigadores.


Posteriormente, la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, y la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, han recorrido el edificio, acompañadas por Rosel Vinuesa, el secretario de Estado de Sanidad, Juan Manuel Moreno, y el consejero aragonés Ricardo Oliván.


Desde sus modernas instalaciones y equipamientos, el CIBA dará servicio científico y técnico a los hospitales Clínico y Miguel Servet de Zaragoza, a los cuatro centros de la universidad que trabajan en la materia y al Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud, en total a más de 700 investigadores, han explicado Rosel y Vinuesa.


Además, según ha señalado Rosel, pretende ser el "epicentro de la neurociencia aragonesa" y atraer a la investigación privada.


Pero, su aspiración es ir "un poco más allá" y, en este sentido, también será una "incubadora" de empresas, con la generación de nuevas compañías que transfieran a la sociedad la investigación que lleven a cabo en el ámbito biomédico, ha agregado Vinuesa.


Asimismo, han señalado que la intención es que el CIBA, en el que trabajan 154 personas, entre gestión de la investigación, unidades transversales y grupos, tenga proyección internacional y, de esta manera, atraiga a investigadores de otros países que acudan al mismo a formarse o a impartir cursos, además de captar fondos europeos para sus proyectos.


Para ello, sus instalaciones, con una superficie de más de 7.000 metros cuadrados y una inversión superior a 14,2 millones de euros, disponen de un salón de actos desde el que se pueden seguir a tiempo real las operaciones que se efectúen en los quirófanos, dos salas para seminarios, tres despachos para empresas que quieran colaborar en sus proyectos y cuatro laboratorios.