Historia

La hija de un factor fue espía en Canfranc

Simone Casaubon llevó papeles secretos de la Resistencia entre Canfranc y Pau cuando tenía 9 años.

Michel Casaubon era factor en el muelle francés de la estación internacional de Canfranc y, como muchos ferroviarios franceses, era miembro de la Resistencia durante la II Guerra Mundial. Estos sabían que la guerra podía ganarse en el tren y así lo contaron en la película 'La batalla del raíl', de René Clement. El ferroviario pertenecía a la red de espionaje Georges France 31, pero su trabajo de dar vía a los trenes en la línea internacional no le dejaba mucho tiempo para trasladar mensajes a Francia. Por eso, su esposa Cecile y su hija Simone, que tenía 9 años, recibían documentos secretos y realizaban dos viajes por semana en tren desde Canfranc hacía Pau.


Otro espía, el aduanero Juan Astier, llevaba los papeles a Simone y su madre para que se los entregaban a Robert Paloc, uno de los tres franceses que creó esta red en San Sebastián en junio de 1940 después de que el Mariscal Petain firmara el armisticio. Estaban apoyados por el consulado británico. Una treintena de aragoneses, vascos y franceses integraron esta conexión para llevar mensajes escritos y fotografías entre el Estado Mayor Aliado y la Resistencia, en ambas direcciones.


Simone Casaubon había callado esta historia que vivió estrechamente con su madre, pero leyó recientemente el libro 'Canfranc, nid d'espions' (Canfranc, nido de espías). Su padre aparecía entre los miembros de la red que fueron juzgados por delito de espionaje por el Tribunal Militar de Madrid. Los treinta integrantes de esta red fueron detenidos en abril de 1942 por la Policía española entre Canfranc, Zaragoza y San Sebastián.


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