En Aragón

Comienza el Ramadán para 44.000 musulmanes

A lo largo de los próximos 30 días, los musulmanes de la Comunidad guardarán ayuno hasta que el sol se esconda.

Llegó el momento sagrado. Desde este viernes, y durante 30 días, los musulmanes de todo el mundo guardan ayuno mientras el sol es visible y, una vez este se esconde, se encaran hacia La Meca para practicar la oración comunal en las miles de mezquitas de los cinco continentes.


Antes de dar comienzo a las plegarias, el hambre se interrumpe con el tradicional 'Iftar', una frugal comida en la que el dátil sirve tradicionalmente como aperitivo. El 'suhoor', ingerido a primerísima hora de la mañana, constituye el otro yantar permitido.


Según el último censo publicado por la Unión de Comunidades Islámicas de España, en Aragón residen un total de 44.033 musulmanes: 35.028 proceden de otros países y 9.005 tienen la nacionalidad española. Algo más de la mitad de la población islámica de la Comunidad vive en la provincia de Zaragoza, donde cada vez son más comunes las chilabas y los velos, especialmente en determinadas zonas de la ciudad.


Pero el Ramadán no es solo olvidarse de los alimentos durante el día. Según explica Fawaz Nahhas, presidente de la Comunidad Islámica de Zaragoza, este periodo va más allá: "El Ramadán significa reconciliación familiar, reencuentro con los amigos. Es el mes de la purificación. Lo necesitamos para reconducir nuestras almas, nuestro comportamiento, pensar qué cosas hemos hecho mal y ser más sensibles en el futuro".


Pendientes de la luna


El inicio de este ciclo anual depende de la llegada de luna nueva en el 'sha'ban' -noveno mes del calendario islámico-. "Aquí, en Europa, la puesta de sol llega muy tarde, así que se tiene en cuenta la visión de los países donde en torno a las 18.00 comienza a anochecer". Es por ello que las comunidades de todo el planeta viven pendientes del cielo a la espera del astro plateado.


Hoy en día, gracias a las nuevas tecnologías -internet, televisión por cable-, pueden conocer el momento preciso de la llegada del mes sagrado. "Antes teníamos que llamarnos entre los diferentes centros islámicos", precisa Nahhas.


"El ayuno purifica el alma"


No cabe duda de que, a lo largo de este ciclo, el ritual más llamativo es la abstinencia total de alimento, bebida o relaciones sexuales durante las horas iluminadas de la jornada. "El papel del ayuno tiene muchos objetivos, el principal es la purificación del alma. Es un ejercicio espiritual y mental a lo largo de un mes entero del año", esclarece el presidente de la comunidad 'muslim' en Zaragoza.


"A veces uno se debilita y puede caer en una acción mala, pero en el mes del Ramadán la gente es más consciente de sus actos, no solo físicos, sino también mentales. A lo largo del ayuno se practica un autocontrol mental y físico total".


El hambre, asegura el religioso, empuja de forma decisiva a empatizar con los más necesitados: "Es un mes para la solidaridad con la población que vive en una mala situación. Tenemos que sensibilizarnos con las personas que viven en sufrimiento". La solidaridad es un aspecto clave a lo largo de estas 30 fechas: "Si tengo un vecino que pasa hambre y lo permito, me convierto en pecador", concluye con plena convicción.


La última festividad del Ramadán tendrá lugar el 19 de agosto con la celebración del 'Eid Al Fitr'. El parquin norte de la Expo será, un año más, el epicentro de este festejo islámico en la capital aragonesa.


Diez mezquitas en Zaragoza


En toda la Comunidad hay 16 mezquitas. En Zaragoza se distribuyen 10 por diferentes barrios -tres en Las Delicias, dos en el Casco Viejo, una en Oliver, una en Las Fuentes, una en La Almozara, una en Torrero y una última en el Arrabal- y las 6 restantes se encuentran en Huesca, Teruel, Barbastro, Fraga, Alcañiz y La Almunia.


En ellas, cada año, se organizan comedores sociales durante el mes sagrado. "A la principal (en el barrio Oliver) vienen entre 90 y 120 personas cada noche, que comen y se llevan la comida que sobra". Este año, debido a la situación económica, duplicarán los esfuerzos y serán dos los meses en que repartan comida sin distinción: "No preguntamos al que viene si es musulmán o cristiano. Esto mucha gente no lo sabe", asegura Nahhas.