Educación

La escuela rural enciende las alarmas

El turolense colegio de Libros cerrará el próximo curso por falta de niños y otros centros alertan de la gravedad de la situación. Educación estudia el resto de casos y asegura que estas decisiones no obedecen a motivos de racionalización.

La escuela de Libros no ha abierto este curso por falta de alumnos
La escuela rural aragonesa enciende las alarmas
J. ESCUDERO

El cierre del colegio de la localidad turolense de Libros, que el curso que viene ya no abrirá sus puertas por falta de alumnos, ha hecho saltar las alarmas de una escuela rural aragonesa que ya ha iniciado su particular batalla contra una situación que mantiene en vilo a decenas de pueblos de toda la Comunidad.


La crisis de los Centros Rurales Agrupados (CRA), que pierden vida con las heridas de la despoblación, se podría ver agravada por los anunciados recortes en educación. Así lo aseguran centros, sindicatos y asociaciones, aunque desde el Departamento de Educación del Gobierno de Aragón mantienen su compromiso con la escuela rural y aseguran que estos ajustes responden a motivos de escolarización y no de racionalización de recursos.


La decisión es tan triste como preocupante, pero en nuestro caso no es consecuencia de la situación económica ni de los recortes. En el colegio solo hay tres niños y ninguna perspectiva de que llegue alguno más”, asegura Juan Ángel González de Haro, director de la escuela de Libros, una localidad de alrededor de 150 habitantes que sufre en sus propias calles el fenómeno de la despoblación.


“En los últimos años el problema parecía haberse frenado gracias a la inmigración, pero el desempleo nos ha devuelto a la realidad. De hecho, ninguno de los tres alumnos vive en el pueblo”, indica González, quien asiste con pesadumbre a los que serán los últimos días de vida del colegio. Debido al cierre, los niños deberán comenzar el próximo curso en otros centros cercanos a sus localidades.


Pero la situación de Libros no es aislada y todos los años son varios los pueblos que se unen a la cada vez más larga lista de escuelas cerradas. Según indicó el pasado mes de abril Dolores Serrat, consejera de Educación del Gobierno de Aragón, en la Comunidad hay 327 Centros Rurales Agrupados, en los que estudian más de 9.000 alumnos. Aunque la media es de 21 niños por centro, en 118 de ellos la cifra no llega a diez, en 22 hay menos de cinco y en cuatro solo estudian tres alumnos, una cifra que el curso que viene se reducirá al menos en un colegio tras la confirmación del cierre del de Libros.

Caso por caso

A diferencia de comunidades como Castilla-La Mancha, donde ya se ha anunciado el cierre de 71 aulas rurales, en Aragón estas decisiones no responden a un criterio exclusivamente cuantitativo. De hecho, Educación está estudiando las peculiaridades de cada caso para poder evaluar la situación de las diferentes escuelas, aunque no se contemplan más cierres hasta que no se confirmen las cifras de alumnos que tienen previsto estudiar en cada centro el próximo curso.


“El cierre de aulas rurales no responde a motivos de racionalización de recortes, sino de escolarización”, aseguran desde el departamento dirigido por Serrat, que en una de sus comparecencias calificó de “antipedagógico” el hecho de mantener a solo tres niños en estos centros, en los que alumnos de diferentes edades comparten aula y profesor, mientras otros docentes imparten asignaturas como Educación Física, Música o Inglés en varias localidades.

Acciones en defensa de la escuela rural


Mientras, sindicatos, asociaciones de padres y los representantes de las propias escuelas siguen preocupados por los efectos de la despoblación en el medio rural, que se podrían ver agravados por los recortes educativos. Tras la protesta del Instituto de Albarracín, en el que varios profesores, apoyados por alumnos y padres, se encerraron durante 21 días para defender la escuela rural, ya son varios los centros que se han unido a la causa mediante diferentes acciones reivindicativas. Los profesores del CRA Somontano Bajo Aragón realizaron una marcha de 65 kilómetros a pie, en bicicleta o corriendo, en defensa de la escuela rural. La idea, que surgió tras la posibilidad de que cierren el colegio de Crivillén, que también se quedará con tres alumnos, se vio reforzada tras el resto de iniciativas que decenas de centros de todo Aragón llevaron a cabo para protestar contra los recortes.


La onda expansiva de esta defensa de la escuela rural también ha llegado hasta el CRA de la localidad zaragozana de Azuara, cuyos docentes se encierran cada miércoles en una localidad diferente para dar a conocer esta situación. “Queremos conocer cuanto antes las intenciones del Gobierno de Aragón, pero si suben el número de alumnos necesarios para mantener una escuela abierta y el ratio de alumnos por aula, los colegios de muchos pueblos están sentenciados”, explica el director del centro, Alberto Lorente.


“Parece ser que ahora todo se mide con el rasero económico. Pero no sé por qué tenemos que aceptar que no hay dinero cuando estamos viendo que sí lo hay para otras cosas...”, protesta Lorente. Desde Educación, sin embargo, afirman que en la Comunidad se mantienen muchas aulas que no llegan al mínimo de cinco alumnos establecido por la Ley.

La importancia de la escuela rural


“La escuela rural tiene unos gastos mayores, pero es necesaria para mantener a los pueblos con vida”, continúa Lorente: “El cierre de la escuela suele ser la sentencia final para cualquier pueblo. Sin niños, están condenados a morir”. Esta tesis la suscribe, punto por punto, el director del CRA de Libros. “Mientras el colegio permanece abierto se intenta mantener a toda costa, pero en el momento en que se cierra ya es casi imposible recuperarlo”, dice González de Haro.


La preocupación de los centros afectados la comparten sindicatos, asociaciones y padres, quienes ven la escuela rural como algo necesario para responder a las necesidades educativas de un territorio con unas características muy específicas. “Es imprescindible para vertebrar Aragón”, indican desde la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Aragón (Fapar), quienes solicitan medidas de compensación positiva con la población del medio rural.


“De momento no tenemos constancia de que Educación vaya a cerrar más escuelas, pero habrá que ver si se toman nuevas medidas en septiembre”, apunta José Manuel Larrodera, secretario general de la Federación de Enseñanza de CC.OO. en Aragón. También destacan su importancia desde Marea Verde: “La escuela rural tiene un valor incalculable, por lo que queremos que no se pongan barreras para que los aragoneses que viven en pueblos puedan acceder a la educación en las mismas condiciones que los que lo hacen en las ciudades”.