Aragón

Las Cortes destinan 8.400 euros para controlar la población de palomas en La Aljafería

Estos animales causan problemas de conservación y limpieza en el edificio, según han indicado fuentes del Parlamento aragonés.

Palacio de la Aljafería
Palacio de la Aljafería
GUILLERMO C.

La abundante población de palomas en el edificio de La Aljafería genera importantes daños en el exterior del edificio. Los problemas, dicen fuentes de las Cortes de Aragón, tienen que ver, sobre todo, con la suciedad que generan estos animales y lo nocivas que son sus heces para la conservación óptima del palacio, símbolo de la ciudad de Zaragoza.


Precisamente este mes, las Cortes anunciaban la formalización de un contrato con una empresa zaragozana de control de plagas para que controlara la población de estos animales. Este servicio, que las Cortes llevan contratando desde hace años, asciende a 8.471,22 euros (IVA incluido).


"Llevamos muchos años controlando la población de palomas en La Aljafería. Al principio teníamos problemas, ahora estamos mejor", ha señalado Raúl Cadonal, biólogo de la empresa que llevará a cabo la labor de control. "Antes utilizábamos sistemas de repelencia, pero no funcionaban. Esta vez hemos optado por jaulas de captura para realizar un ajuste poblacional: pretendemos reducirla al máximo, pero nunca dejarla a cero", añade Cadonal, que incide en que las palomas pueden criar entre 8 y 12 veces por año. Las palomas que caen en las jaulas, la empresa concesionaria del servicio se las da, sobre todo, a empresas de cetrería.

Problemas de limpieza y conservación


Según han explicado algunos técnicos en conservación de La Aljafería, "las palomas generan problemas, en principio, de dos tipos". Por un lado, de limpieza, "ya que se genera la necesidad de realizar de forma sistemática trabajos de este tipo para evitar la acumulación de excrementos, más en un monumento con elementos arquitectónicos como los arcos mixtilíneos, que dificultan todavía más estas labores", han indicado.


Y por otro, en el ámbito de la conservación del monumento, "fundamentalmente de las cubiertas", ya que las heces se suelen acumular en las canaletas y provocan problemas con las aguas pluviales, "amén de movimientos y desperfectos en las tejas, con las consiguientes dificultades de mantenimiento".