Zaragoza, y la niñez y el viento

None

Mi niñez son recuerdos de un patio de vecinos y de las hojas volando a las esquinas , y quedarse amontonadas, y una brisa traviesa comenzar a agitarlas y subirse girando casi, casi, hasta el cielo.

Y recuerdo el dolor cuando las motas empujadas por el aire entraban en los ojos, ir al parque grande, y montar en las bicis de la Sole, y el viento, y regresar con las rodillas teñidas de rojo mercromina .

Y ya en casa, recuerdo el moverse las ropas tendidas de la casa de enfrente, y dentro, refugiadas del viento levitando en la nada briznas que un rayo delataba iluminándolas para que yo las viera y jugara a moverlas.

Y recuerdo las fiestas, los cabezudos, las flores y también las visitas a la feria de muestras y recoger montañas de panfletos y salir con los labios rojos irritados por las piedras de sal que un stand regalaban y recuerdo una pirámide inmensa de espuma, y salir a la calle y los papeles volando por encima de la ciudad del viento.

Mercedes Aliaga Goyanes