Destino Tarazona

None

El frío empañaba los cristales del coche al pasar por Borja, mi padre conducía nervioso y él me transmitía su inseguridad. Mi madre no decía nada, pero yo le notaba que estaba cada vez más inquieta.

Habíamos pasado por un pueblo, por otro pueblo, más pueblos... y yo estaba cansada, llevaba una hora en el coche y aún me quedaban 30 minutos más.La niebla y la lluvia iban poco a poco desapareciendo y el sol parecía que ya quería salir.

Sus rayos tenían todavía poca fuerza pero yo y mi madre ya estábamos más tranquilas porque mi padre decía que las peores curvas ya las habíamos pasado.Sólo nos quedaban 22 kilómetros para llegar a nuestro destino, Tarazona. Ahora comenzaba la inquietud por llegar, el nerviosismo a lo desconocido. Me habían contado que era un pueblo grande, con muchos monumentos de interés cultural, muchos bares para tomar algo y ....¡ una catedral preciosa!.

Por fin llegamos.Ahora que casi me había quedado dormida, tuvo que abrir de repente los ojos y en verdad, me quedé sorprendida.EL viaje había sido un poco largo, la carretera bastante mala y el tiempo... pero toda había merecido la pena.

la mañana no era muy buena pero el pueblo me impresionó, a primera vista me pareció precioso. Ibamos a pasar 3 días en una casa rural de la localidad y visitaríamos Tarazona y sus alrededores.Sus calles eran empinadas y con unos arcos muy bonitos.Las fachadas de las casas estaban muy bien decoradas^.EL ayuntamiento era un edificio majestuoso y el palacio igual.Su palaza antigua de toros era muy curiosa, era cuadrada. Desde una muralla pudimos contemplar unas vistas espectaculares.La visita guiada por la catedral me necantó y aprendí muchas cosas nuevas y otras, que nos contaron, ya las había explicado mi profesora de Ciencias Sociales. La rehabilitación de la catedral había costado 10 años pero había merecido la pena esperar para poder verla. Aquella misma tarde fuimos a ver el Monasterio de Veruela y los dos días siguientes visitamos Soria. LA casa rural donde nos laijamos estaba en un lugar tranquilo, estaba decorada en un ambiente medieval y los dueños nos hicieron una gran bienvenida.


Patricia Gil García