Nostalgia de una niña

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Te recuerdo, como siempre, lejana y serena. Acude a mi memoria ese camino de hojas secas… y me dejo llevar, no importa dónde acabe, ni dónde llegue, sé que te voy a encontrar.


A lo lejos, vislumbro algo, ¡Mi río Huerva! ¿Cuánto hará, que nadie te recuerda?


El sol, incide sobre ti, pequeña Vistabella, ¡Qué hermosa te ves desde aquí! Tan lejos para darte un beso, tan cerca para poderte sentir, sólo tengo que cerrar los ojos… y soy feliz.


Y aunque me duelen tus calles desiertas, las ventanas caídas y las puertas cerradas por el olvido, esta vez seré yo quién abra las ventanas al mundo, quién demuestre que aun respiras, mientras el recuerdo siga vivo.


Voy a sentirme grande al ser parte de ese aire que acerca el aroma de años que fueron más felices, más sonoros, pues entre tus calles, aun se pueden oír las voces, de los que ya se han ido.


Quiero acercarme, percibir el susurro del cierzo al pasar, los pájaros que saben cantar, y la nana de los chopos al compás de la marcha del río, para espantar los temores, los pensamientos absurdos, y sonreír, con la simpleza de verte, de escuchar tu corazón latir, porque volverán, algún día, y serán el eco de tu propia historia.



Victoria Bruscas Serrano