Mi perro, aragonés y economista

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Aragón ha sido una tierra de grandes personajes: científicos, cineastas, políticos. Pero no recuerdo que haya destacado nunca por ser un lugar donde haya existido algún animal célebre. Por eso no me queda más remedio que dar a conocer al mundo la historia de mi perro.


Mi perro tiene un don especial. Dolby es un experto economista. ¿Pensáis que estoy loco?, os equivocáis. Me gustaría que vierais lo atento que está cuando en la televisión se habla de economía, la cara de rabia que se le pone cuando oye que van a subir los impuestos, cuando algún político asegura que el único remedio para salir de la crisis es que los trabajadores nos bajemos el sueldo. Fijaros lo que me pasó hace unos días: iba paseando por el parque con Dolby y nos cruzamos con un vecino que es gerente de una gran empresa que paseaba con su perra de raza con pedigrí. Lo mal que lo pasé, se lanzó contra ella y ni mi vecino ni yo podíamos separarlos. Al final la perra salió magullada pero no le pasó nada grave afortunadamente. Mi vecino se enojó conmigo: “a ver si controlas más a tu perro” me dijo. Yo me quedé con las ganas de decirle: “a ver si no te llevas tu dinero a las Islas Caimán, que así evitaríamos tener que pagar los currantes la crisis”. No me atreví, pero la cara de satisfacción que se me quedó y lo orgulloso que me sentí con la actitud de mi perro es una sensación que tardaré en olvidar. Además os aseguro que Dolby no es agresivo, es pequeñajo, muy rápido eso sí, pero diminuto y muy viejo, vino al mundo en Zaragoza en noviembre de hace 12 años. Pero sigue estando fuerte, seguro de sí mismo, es aragonés de nacimiento y carácter y además…es un experto economista.


Por la noche le leo la sección de economía de El País o algún artículo interesante del Heraldo de Aragón y en su mirada leo lo que opina, es una especie de complicidad mutua, una intercomunicación espiritual. Porque si algún día no lo hago lo noto agresivo y distante y al final no me queda otro remedio que leerle algo de Krugman o de Stiglitz, que son sus economistas favoritos. Aunque hace unos días me sorprendió porque en las noticias de Telecinco salió De Guindos comentando el inminente establecimiento del Impuesto sobre Transacciones Financieras, Dolby hizo un gesto a medio camino entre la incredulidad y la esperanza. Luego lo vi como reflexionando, con semblante feliz. Me sentí preocupado, ¿se había derechizado Dolby?. Intenté buscar una explicación, y tras darle muchas vueltas al asunto llegué a la conclusión de que mi perro no era ni de izquierdas ni de derechas, simplemente era un amante de la justicia social.


Me siento feliz teniendo un compañero así, de tener la misma ideología. Pero nada es perfecto en una relación de amistad, aunque los dos somos sufridores zaragocistas, yo soy del Barça y el es del Madrid. Y no veáis las depresiones que ha tenido en los últimos partidos que han televisado de estos dos equipos. Yo lo animo: “venga que vais a ganar la liga”. Pero cuando se lo digo presiento su desconfianza. “Vamos Dolby que Mouriño no os va a fallar” y me mira como diciéndome “déjame en paz, de ese tío no me fío”. Bueno no me debo preocupar, ya se le pasará. Además, ¿cómo me puedo preocupar por estos temas tan banales?, de lo que me tengo que preocupar es de poder seguir pagando la hipoteca, que vienen tiempos difíciles, que la clase media cada día que pasa nos convertimos más en clase baja, que la clase política cada día nos decepciona más, que no llueve, que los embalses están secos, que se queman nuestros bosques.


Pero en el fondo, y después de todo, soy feliz: tengo un perro que es un amigo fiel y que además… es un experto economista.

José María Puente Naudín