Un viaje emocionante

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Me pides que te hable de viajes emocionantes. Pues te voy a contar el viaje más emocionante de mi vida: siendo muy niño, tuve que irme a vivir fuera de Zaragoza: primero a Huesca, luego a Gerona, a Alicante…


Iban pasando los años y entre otros muchos estudios, y por puro azar, pude aprender a tocar la bandurria y formar parte de una gran rondalla, y mi pieza preferida era “Gigantes y Cabezudos”. Sólo a los 14 años volví por primera vez a Zaragoza, pero aquel viaje no lo olvidaré en la vida.


Era una hermosa tarde de verano, y cuando el tren que me traía de Valencia se iba acercando a nuestra ciudad, de repente y sin saber cómo, me vino a la mente el “Por fin te miro, Ebro famoso”, y a medida que lo iba tarareando me entró una emoción tan fuerte… “ya Zaragoza vuelvo a pisar”… que rompí a llorar… “aquí la Seo, allí el Pilar”… y el resto de la canción, que antes nunca había sentido como cosa mía.


Llegamos a la estación. Mi madre, al ver mi cara tan sucia:

- ¿Qué te pasa, hijo?, y yo:

- La carbonilla, mamá.

Felipe Blanco Unzué

Han pasado más de 50 años, pero siempre que escucho la famosa Zarzuela evoco aquel viaje y siento de nuevo la emoción del repatriado, como aquella hermosa tarde de verano de 1959.