Martin Scorsese

Una cinta rodada en 3D y con aspecto infantil, ¿quién iba a pensar que enternecería a público y crítica? Pero claro, hablamos de Martin Scorsese.

Desde la ventana de su dormitorio, el pequeño Martin envidiaba la salud de los niños que jugaban en la calle. Los doctores le habían insistido en que no debía salir de casa: esa tos, esa fiebre, ese cuerpo menudo que no se sostendría contra el viento neoyorkino. Veía los taxis recoger nuevos pasajeros, deportistas cubiertos con capuchas grises, jóvenes congregados por la música de la radio y cientos de historias pasearse dentro del marco, al otro lado del cristal. Esta infancia recluido de la vida le empujó a confiarse a manos de Dios, a querer ordenarse sacerdote. Pero, en algún momento de ese camino religioso, otro nombre se engarzó en la secuencia, el de un director de cine, George Meliès, que le inspiró con una vocación indestructible que relegó a Dios a un segundo plano. Y le dio la firma que hoy es marchamo de un estilo, de un carisma, de una historia detrás de la historia: Martin Scorsese.


Scorsese es uno de los alumnos legendarios de la Universidad de Nueva York, donde se licenció en Cine. Hijo de una familia humilde -él planchaba pantalones, ella cocinaba en casa-, tuvo cuatro hermanos de sangre: Francis Ford Coppola, Brian De Palma, George Lucas y Steven Spielberg. Juntos formaron un ejército de narradores que revolucionaron las profundidades del Cine.


Desde los primeros años de trabajo de Scorsese detrás de la cámara, allá por los 60, siempre cargó con la necesidad del éxito en su trabajo. En numerosas entrevistas, el propio director describe su infancia como “esa época donde veía cine y soñaba con hacer cine; era mi obsesión. Es mi obsesión”. De ahí que Scorsese otorgue esa importancia a los premios y sufra tanto cuando una película suya se va con las manos vacías de los Oscar, pese a que cuenta con 11 o 12 nominaciones (Gangs of New York, El Aviador). Fue en 2007 cuando consiguió lo que ni 'Taxi Driver' ni 'Casino' ni 'El color del dinero' habían alcanzado: Oscar a mejor director por 'Infiltrados'.


Este año, la gala de los Oscar cuenta con un niño director entre sus nominados. Un pequeño zagal que no podía salir de casa, que soñaba historias detrás del cristal y que encontró en Meliès la excusa para ser feliz. Nadie hubiera imaginado que 'Hugo', una cinta rodada en 3D y con aspecto infantil enternecería a público y crítica. Pero claro, hablamos de Martin Scorsese.


Resonará ahora, hasta la gala de los Oscar, la poesía de Machado: “Era un niño que soñaba / un caballo de cartón. / Abrió los ojos el niño / y el caballito no vio”. ¿Habrá estatuilla?