LA RIBERA DEL RÍO ALFAMBRA

Vuelta a la Prehistoria

Galve es una referencia para la paleontología europea. Dos magníficas exposiciones muestran la abundancia de fósiles de dinosaurios y otros animales prehistóricos y un paseo por su entorno permite interpretar el ambiente ecológico de aquella época.

Azud en los Ríos Altos.
Vuelta a la Prehistoria
PRAMES

Al entrar en el pueblo nos llegaremos a la plaza, en donde destaca la casa consistorial y, más allá, la compacta iglesia barroca de Nª. Sª. de la Asunción (s. XVII). Una fuente y un parque infantil entretendrán a los más pequeños. Seguiremos una señal que orienta al puente y que nos permite admirar el precioso bacio de piedra y la explanada en la que esperaba el ganado antes de abrevar. Una pista, que coincide con el PR-TE 82, acerca hacia el río entre campos de trigo orlados por olmos, chopos y álamos cabeceros (algo inusual, esto último).



Enseguida se alcanza la ribera del Alfambra, en la que pueden verse las figuras a tamaño real de dos grandes dinosaurios herbívoros: un iguanodon y un aragosaurus, especie descrita por los investigadores a partir de fósiles encontrados en Galve. Sendos paneles informan sobre las características anatómicas y ecológicas de estos enormes reptiles. De forma opcional -muy recomendable- puede abandonarse temporalmente la ruta y seguir aguas abajo el curso del río para contemplar el magnífico puente medieval, la réplica del reptil volador y el comienzo de los Ríos Bajos, cañón fluvial abierto por el Alfambra en los potentes estratos calizos. Ya de vuelta, también se puede aprovechar para internarse en un pequeño barranco lateral y descubrir las huellas (icnitas) de varios dinosaurios sobre las inclinadas rocas.

 

Al retornar a las réplicas del punto de partida, habremos podido observar que el bosque de ribera es, en realidad, una amplia dehesa de formidables chopos cabeceros. Se toma un camino que remonta el río (no la pista que conduce a la inmediata cantera) siguiendo el PR a través de la chopera y unos pequeños huertos. Enfrente, una gigantesca explotación a cielo abierto extrae arcilla que, en grandes camiones, será transportada camino de la industria azulejera de Castellón. En el cauce, el río muestra una variedad de estructuras (meandros, rápidos) con formas erosivas (taludes) y sedimentarias (islas, barras, playas) colonizadas por junqueras, sargas y chopos. Durante algún tramo el sendero se desdibuja, debiendo seguir siempre aguas arriba por la orilla.


Más adelante, en la orilla opuesta, la erosión fluvial en materiales arcillosos ha creado un vistoso escarpe sobre el que aparece una paridera. Así, se retoma la senda y, entre un bellísimo soto, se alcanza la réplica del carnosaurio, la fuente del Piojo y el camino que, tras cruzar el río, alcanza la colección de icnitas de Corrales de Pelejón (otra opción, que requiere 40 min más al total de la excursión). Seguiremos nuestro paseo por una pista paralela al Alfambra que cruza dehesas y cultivos, cruzando una preciosa formación de álamo con espino albar, bosque de enorme valor ecológico que ofrece hábitat a una variada fauna forestal. Poco a poco, comienzan a distinguirse las paredes rocosas de los Ríos Altos. En una orilla, despuntan unas crestas con chevrons en sus vertientes y una manifiesta erosión diferencial por la alternancia de calizas y margas. En el inicio del cañón fluvial, el río forma un azud y crea una amplia poza donde concluiremos el paseo y podremos tomar un baño. Los más osados pueden introducirse en las hoces y encontrar el pantano o desviarse hacia el contiguo barranco de Luca, que alberga un par de arcos naturales y otras icnitas.

Al retornar a las réplicas del punto de partida, habremos podido observar que el bosque de ribera es, en realidad, una amplia dehesa de formidables chopos cabeceros. Se toma un camino que remonta el río (no la pista que conduce a la inmediata cantera) siguiendo el PR a través de la chopera y unos pequeños huertos. Enfrente, una gigantesca explotación a cielo abierto extrae arcilla que, en grandes camiones, será transportada camino de la industria azulejera de Castellón. En el cauce, el río muestra una variedad de estructuras (meandros, rápidos) con formas erosivas (taludes) y sedimentarias (islas, barras, playas) colonizadas por junqueras, sargas y chopos.


Durante algún tramo el sendero se desdibuja, debiendo seguir siempre aguas arriba por la orilla. Más adelante, en la orilla opuesta, la erosión fluvial en materiales arcillosos ha creado un vistoso escarpe sobre el que aparece una paridera. Así, se retoma la senda y, entre un bellísimo soto, se alcanza la réplica del carnosaurio, la fuente del Piojo y el camino que, tras cruzar el río, alcanza la colección de icnitas de Corrales de Pelejón (otra opción, que requiere 40 min más al total de la excursión). Seguiremos nuestro paseo por una pista paralela al Alfambra que cruza dehesas y cultivos, cruzando una preciosa formación de álamo con espino albar, bosque de enorme valor ecológico que ofrece hábitat a una variada fauna forestal. Poco a poco, comienzan a distinguirse las paredes rocosas de los Ríos Altos. En una orilla, despuntan unas crestas con chevrons en sus vertientes y una manifiesta erosión diferencial por la alternancia de calizas y margas. En el inicio del cañón fluvial, el río forma un azud y crea una amplia poza donde concluiremos el paseo y podremos tomar un baño. Los más osados pueden introducirse en las hoces y encontrar el pantano o desviarse hacia el contiguo barranco de Luca, que alberga un par de arcos naturales y otras icnitas.