FRAGA

Cuentos con final refrescante

Más de 500 niños han participado en las sesiones de cuentacuentos que ha acogido un año más la Bibliopiscina.

Los bañistas extienden sus toallas para escuchar los cuentos en la piscina de Fraga.
Cuentos con final refrescante
AYUNTAMIENTO DE FRAGA

Más de 500 pequeños fragatinos han participado en las sesiones de cuentacuentos que ha acogido la Bibliopiscina que, un año más, ha habilitado la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Fraga en el complejo de La Estacada. La primera de dichas sesiones tuvo lugar el 13 de julio y éstas se han ido sucediendo durante el verano a razón de una por semana los miércoles 20 y 27 de julio y 3, 10 y 17 de agosto, a partir de las 6 de la tarde. Precisamente la de ayer debería , en principio, ser la última de las previstas este año. No obstante, y tal y como ha avanzado la concejal delegada del área, Carmen Querol, existe la posibilidad de que la actividad se prolongue hasta la fecha de cierre de las piscinas de verano. «No podemos asegurarlo, pero si hay voluntarios, se podría prolongar», ha apuntado.


De las sesiones de cuentacuentos se encarga el personal de la Red de Bibliotecas Municipales de Fraga y para llevarlo a cabo escoge en buena parte libros incluidos en la Guía Cartoné 2011 que recoge recomendaciones para los más pequeños y se edita cada año desde la Delegación de Cultura.

Cuatro bibliotecas

Carmen Querol destaca la importancia de estas actividades para la promoción de la lectura entre los más pequeños de Fraga. Con ello, señala, se consolida la afición por la lectura en una ciudad que cuenta con cuatro bibliotecas públicas (Palacio Montcada, Litera, Miralsot y la infantil Gianni Rodari). Sólo en el año pasado, estas bibliotecas registraron más de 40.000 visitas. «Es una cifra importante, pero hay que desarrollar acciones como ésta que llevamos a cabo en las piscinas», añade la edil.


Cabe decir que las sesiones de cuentacuentos incluyen además talleres en los que los niños participantes pueden elaborar puntos de lectura, imanes de nevera o desarrollar prácticas de psicomotricidad. «Se trata de dar motivos a los pequeños para que se acerquen a los libros, por eso vamos a las piscinas -explica Carmen Querol-. Cuando termina el colegio, se convierten en un punto de reunión de niños y familias y la actividad tiene mucha aceptación».


En la bibliopiscina, que funciona desde finales de junio, se han prestado unos 5.000 documentos entre libros y revistas. «Más o menos se cede un centenar al día, es una cifra para estar satisfechos», concluye Querol.