Un circo urbano a ritmo de 'reggaeton' con chicos colombianos de la calle y las apuestas más subversivas de cabaré animan el Fringe de Edimburgo, el mayor festival de teatro alternativo del mundo.

En paralelo a la programación más convencional del Festival Internacional, el Fringe se inclina por formatos escénicos innovadores donde cabe casi todo entre sus más de 2.500 espectáculos.

La apuesta por el circo más novedosa y sorprendente viene de la mano de Circolombia, una compañía creada en Cali con el fin de dar una oportunidad a niños criados en orfanatos, que son entrenados y formados en una escuela circense con el fin de garantizarles un futuro.

Su espectáculo "Intimo Urban" es la respuesta social y latina al mundialmente famoso Circo del Sol. A ritmo de "hip hop" y "reggaeton", un grupo de diez jóvenes cuentan sus verdaderas historias personales, mientras hacen impresionantes ejercicios de trapecismo y contorsionismo.

Los enfrentamientos entre bandas, las vidas truncadas y la violencia de las calles de Cali pasan por un escenario lleno de grafiti, proyecciones de favelas en llamas y sudor.

Se trata de la cara más oscura pero al mismo tiempo más esperanzadora del circo, la escenificación de la vida y la muerte a través de la narración musical y de acrobacias que cortan la respiración.

Los miembros de Circolombia, que son veinte en total aunque a Edimburgo solo ha venido la mitad, consiguen, a primera hora de la tarde, poner en píe al público del Fringe al que hacen, al final, bailar y aplaudir con entusiasmo.

En un horario mucho más nocturno, el cabaré ocupa un lugar destacado en esta edición, que por primera vez cuenta con una sección dedicada exclusivamente a esta disciplina irreverente y ecléctica con un total de 65 espectáculos.

Bailarines de "electro swing", "burlesque" feminista y sesiones de "disco bingo" son algunas de las apuestas más subversivas e innovadoras de este género en el que se permite todo.

Los críticos consideran que en Edimburgo se ve el mejor cabaré del mundo, desde el más clásico al más vanguardista y explosivo y ven justo que, tras años y años de presencia destacada en esta cita veraniega, ya tenga un espacio propio en el programa.

"El cabaré es una forma de arte en sí misma, es bueno y de mucha calidad, y no es el hermano pequeño de las artes escénicas", explicó la directora del festival, Kath Mainland.

La mayoría de los espectáculos cuentan con el cartel de "sólo para adultos" y son irreverentes y provocadores: "Londres está ardiendo y aquí nos lo pasamos bien", grita el maestro de ceremonias de uno de los espectáculos más populares este año, "Vive le Cabaret".

Una noctámbula función que cada día cuenta con diferentes artistas invitados seleccionados entre todos los que participan en el festival y que consigue resumir su esencia.

El afilado Desmond O'Connor da paso a un mago capaz de lo que parece imposible mientras destila un humor seco y agresivo que descoloca al público.

Tras él llegan dos músicos de rock que versionan canciones de Lady Gaga o Britney Spears de manera delirante y un grupo de bailarines de "electro swing" que reinventan de manera inclasificable estilos y estéticas de los año 60.

Otras de las funciones con más tirón del festival este año es el "Cabaré puta: más, más, más" un espectáculo de una sola actriz, Sarah Louis Young, que utiliza su versátil voz para ir interpretando varios personajes, como a una diva que odia parecerse a Liza Minelli o a una patética inmigrante que toca el ukelele.

Todo vale en el cabaré, y cada vez más compañías empujan sus límites consiguiendo nuevo público y consolidando un género que en muchos casos ha sido menospreciado en los festivales más serios de artes escénicas.

La programación del Fringe sigue en marcha hasta finales de agosto con 760 espectáculos teatrales, 930 funciones de comediantes y todo lo que los más atrevidos artistas se atrevan a hacer en la mayor fiesta escénica del mundo