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Cantando las cuarenta con monstruos y magia

Los zaragozanos Ismael Fernando y David Moreno ejercerán durante todo este fin de semana de jueces. Pero no en un tribunal ni con toga, sino en el campeonato Mundial de Yu-Gi-Oh, un juego de cartas japonés con más adeptos cada día.

Ismael (izda.) y David, enseñan sus cartas.
Cantando las cuarenta con monstruos y magia
O. DUCH

Ni emiten sentencias ejemplarizantes ni llevan toga, aunque estos dos particulares jueces zaragozanos sí tengan su propia vestimenta: polo rojo y pantalones largos negros. Su radio de acción es mundial, pero no se aplica a actos delictivos, sino al juego de cartas japonés Yu-Gi-Oh. ¿Que qué es eso? Pues nada menos que el más comprado en América, con el récord Guinness de más cartas vendidas de modo individual -más de 30.000 millones-.


Ismael Fernando y David Moreno son unos expertos en tamaño entretenimiento. Tanto, que hoy estarán en el Mundial de Ámsterdam de la especialidad. Pero no compitiendo, que eso ya lo han hecho en incontables ocasiones, sino arbitrando las contiendas de los más de 1.500 inscritos de todo el mundo. Claro, que fueron cocineros antes que frailes. Es decir, jugadores consumados antes que integrantes del selecto club de magistrados españoles de Yu-Gi-Oh, que son solo una decena. Ambos se introdujeron en el mundillo hace más de una década, viendo la serie 'manga' japonesa basada en el juego. Las cartas que aparecen en esta producción catódica nipona atravesaron después la pantalla para llegar a muchos hogares. Entre ellos, los suyos.


«A finales de 2006, encontré una tienda en Zaragoza donde vendían 'merchandising'. Allí empecé a hacer amigos y, desde el siguiente año, comencé a competir», recuerda Ismael. En uno de esos torneos, conoció a David Moreno, otro maño que ya casi tiene los ojos rasgados de tanto darle a esta singular baraja, en la que no hay oros ni bastos, ni picas y diamantes. Aquí lo que hay es monstruos, trampas y magia, que sirven para dejar sin puntuación al contrario. Se empieza con 8.000 puntos y ganas si dejas al rival a cero. Hay siete tipos de mazos y casi 10.000 cartas, pero se juega con alrededor de 40, que configura cada contendiente. «Tiene mucho de estrategia y habilidad? pero también de suerte. Se juega por turnos y tienes que atacar a tu rival a través de los puntos que tiene cada carta, pero también puedes defender y repeler posibles embates», cuenta David.


Quedada semanal


Estos combatientes de ficción no solo compiten, sino que también han llegado a grabar vídeos en YouTube para comentar las novedades del juego y ayudar a los iniciados. Además, ante la falta de un establecimiento en la ciudad donde poder practicarlo, negociaron con el Centro Juventud Universidad de Zaragoza la cesión de un espacio donde reunirse. Así, cada fin de semana convocan por las redes sociales a los fanáticos, y organizan quedadas en el lugar para unas veinte personas.


Un día, se metieron en la página oficial del Yu-Gi-Oh, rellenaron un test y entraron en la base de datos por sus conocimientos del juego. Incluyeron información de eventos en los que habían participado o idiomas y los llamaron para juzgar. Y, como en el tribunal, con responsabilidad y la lección bien aprendida. Porque hay actualizaciones anuales en las normas o erratas en cartas que deben conocer. Además, durante los torneos, tienen que vigilar por el cumplimiento de las reglas o ejercer como traductores, ya que para el desarrollo de la partida se utiliza inglés técnico. «Hay que ser muy meticulosos e incluso comprobar las fundas de las cartas para que no puedan estar marcadas. En el último europeo descalificamos a un israelí por eso», recuerda Ismael.


Hoy, tendrán que estar ojo avizor en el comienzo del Mundial. Y tratar de guardar fuerzas para echarse una partidita con los amigos cuando el torneo oficial haya acabado. «La última competición a la que fuimos, dormimos ocho horas en tres días. Hay que aprovechar cada minuto libre para jugar y conocer a gente con la que hablas por internet», señala David. Un juez, como su amigo Ismael, capaz de cantar las cuarenta al jugador de Yu-Gi-Oh que lo merezca.