UNA MIRADA AL PASADO

La 'belle epoque' a la caspolina

Los años veinte fueron una época de prosperidad en la ciudad, lo que se tradujo en la celebración de las primeras fiestas de verano de las que hay noticia.

La empresa Distribuciones Albiac ha distribuido mil ejemplares de esta copia, en la que se pueden ver anuncios de la época.
La 'belle epoque' a la caspolina
HERALDO

Los años veinte fueron una época muy especial para la ciudad de Caspe por varias razones: el ansiado premio gordo de la lotería de navidad de 1922 había caído en la localidad. Un premio muy repartido, como se dice actualmente, nada menos que siete millones de las antiguas pesetas. De lo mucho que era para los años veinte da fe el capital el Banco de Aragón, que era de diez millones de pesetas. No se sabe si fue por esa prosperidad en forma de lotería, pero lo cierto es que el primer programa de fiestas del que se tiene noticia data de un año y medio más tarde, en 1924.


Ahora este programa ha vuelto a la actualidad de las manos de una empresa caspolina dedicada a la distribución de bebidas y alimentos que cumple noventa años de implantación. Es una de las empresas más antiguas del municipio y para conmemorarlo ha editado en facsímil mil ejemplares de este primer programa, que se van a distribuir de forma gratuita entre los caspolinos. «Es una manera de corresponder por estos noventa años», dice Miguel Caballú, periodista caspolino y gerente de la empresa.


¿Cómo eran las fiestas en 1924?. Lo primero que hay que decir es que eran las fiestas de verano, pues las mayores en esa época todavía se celebraban para San Sebastián en el mes de enero. Como cualquier fiesta que se precie, el inicio era el chupinazo y las bombas reales además había volteo de campanas y después los gigantes y los cabezudos acompañados por la banda de música recorrían las calles persiguiendo a los niños.


La banda de música tenía mucho trabajo durante esos días: igual amenizaba la verbena del primer día, daba un concierto como o salía a las seis de la mañana con una «bonita diana». La lluvia de la lotería no llegó a todo el mundo y aún se repartían «bonos a los pobres de la ciudad el día 15 después de la misa».


Nada menos que dos novilladas con cuatro toros cada una además de vaquillas, concursos, «concurso de rondallas y cantadores», con suculentos premios: 50 pesetas para la rondalla ganadora y veinticinco para el cantador; «carreras de cintas en bicicleta» que también tenían premio en metálico. El primer partido de fútbol de la temporada del Club Deportivo Caspe creado en el año 1923, había fuegos artificiales y para acabar las fiestas «una retreta» por las calles de la ciudad.


Los programas de fiestas son auténticos documentos de la vida comercial e industrial del Caspe de los años veinte y en ellos se pueden leer anuncios como el siguiente: «Si queréis ser muy felices en esta hermosa ciudad, compraos jamón y dulces en Casa de Próspero Albiac.». Incluso tuvo cabida el apartado de humor en forma de chistes y textos culturales que contaban algún hecho relacionado con la historia de la población.


Un año 1924, convulso políticamente en el que hubo nada menos que cuatro alcaldes, pero un Caspe próspero que con diez mil habitantes era la quinta ciudad de Aragón.