Santa Ana, del 22 al 27 de julio

Un pregón con jota y mucha emoción en Utebo

El cantador Jesús Jarabo se arrancó con una canción poco antes de que el desfile de carrozas cruzara la localidad.

Desfile de las fiestas de Utebo.
Un pregón con jota y mucha emoción desata seis días de fiesta en Utebo
ARÁNZAZU NAVARRO

La emoción conquistó ayer la plaza de España de Utebo. El pregonero de las fiestas, Jesús Jarabo, pronunció unas pocas palabras para expresar su agradecimiento, pero acabó pasando al lenguaje con el que mejor se ha expresado durante muchos años:la jota. «Como hablar no es mi fuerte», explicó, «voy a cantar un poquico». Y todos los vecinos de Utebo se unieron con esa canción. Los niños esbozaban unos tímidos pasos de baile. Los jóvenes acompañaban a Jesús al final de cada estrofa. Los mayores simplemente sonreían al sentir la jota.


Cuando Jesús acabó de cantar, sin dar tiempo a que los vecinos pararan de aplaudir, el chupinazo voló hasta el cielo. En cuanto explotó, la plaza se convirtió en una marea de alegría desatada, que saltaba y gritaba para liberar todo ese sentimiento.


Los más jóvenes corrieron en seguida hacia la mesa donde se servía la sangría, viaje que repitieron varias veces a lo largo de la tarde. Otros vecinos como Charo Gimeno y Luis Lázaro, más tranquilos, aprovechaban para comentar la actuación de Jesús: «El pregonero ha estado majísimo, y la jota ha estado genial. Ha sido el mejor pregón de los últimos años».

Pero Utebo no tuvo suficiente inicio de fiestas con el pregón, sino que necesitó otro acto igual de emblemático:el desfile de carrozas. Los militares y las abejas que salpicaban la plaza durante el pregón habían desaparecido, pero pronto volvieron subidos en los remolques, convertidos cada uno en una fantasía desbordante.


Los chicos de la peña Skibosko se convirtieron en bailarinas -con unos cuantos kilos de más- atrapadas en una perfecta cajita de música.También tuvieron su sitio los alemanes que botaban sin cesar en una Oktoberfest motorizada, o los caníbales que bailaban ante una cazuela con su cena:unos exploradores demasiado incautos. Todos los participantes desfilaron bajo la admiración de los vecinos:«Este año hay muy buen nivel, similar al de los años pasados. Es muy difícil superarlo», explicó Vanesa Martínez.


El desfile de las carrozas arrancó a las 18.45 de la plaza España, pero bailarinas y caníbales aún tendrían más de dos horas de cabalgata por delante hasta que pudieran descansar. Sin embargo, nadie se quejó; es uno de los acontecimientos más esperados de las fiestas.


Los vecinos afrontan «con muchas ganas» los días que vienen, pero sobre todo las noches. Los más jóvenes, como Daniel Abajo, aguardan impacientes la discomóvil para bailar durante toda la madrugada. Sus amigas afirman que las fiestas de Utebo son las mejores, por encima de los Pilares de Zaragoza: «Aquí podemos quedarnos hasta tarde sin que nuestros padres nos digan nada».


Los miembros de la peña El Choteo no pueden destacar un solo momento. Las vacas o la discomóvil no son más que una excusa para salir a la calle y estar todos juntos. Charo y Luis comparten esa misma opinión:«Nosotros nos apuntamos a todo:vacas, bailes, comidas... Sin embargo, lo mejor es el ambiente familiar, que conoces a todos». Los vecinos miran todas las actividades de este fin de semana, y muy pocos les ponen pegas. Diego Núñez lo explicó en el pregón de ayer:«Si me están dando de beber gratis, ¡qué más puedo pedir!».