ANFIBIOS

Descubiertas tres nuevas colonias de tritón jaspeado y palmeado

Macho de tritón jaspeado
Macho de tritón jaspeado
ENRIQUE RUIZ

El descenso de las poblaciones de anfibios es una realidad preocupante en todo el mundo. En Aragón también se ha notado claramente la desaparición de estos animales. De entre ellos, quizá sean los tritones los que más notablemente han retrocedido sus poblaciones, después de ser especies muy frecuentes en los ríos y humedales aragoneses. Por eso es una gran alegría que el grupo de herpetólogos de Ansar (Asociación de Naturalistas de Aragón) haga encontrado tres nuevas poblaciones, de las que no se tenía ninguna noticia, de tritón jaspeado (Triturus marmoratus) y tritón palmeado (Lissotritón helveticus).


Esta primavera, Enrique Ruiz y Miguel Ángel Romeo, de Ansar, encontraron poblaciones de ambas especies en la Reserva Natural de Los Galachos del Ebro, en la Alfranca. Romeo y Ruiz siguieron informaciones facilitadas por los monitores del centro de interpretación y agentes de protección natural de la reserva hasta localizar las poblaciones de estos dos tritones, palmeado y jaspeado.


MÁXIMA ACTIVIDAD

Elaboran o esta información llegó la noticia de una nueva población, localizada en las riberas del Ebro a la altura de Alagón, en este caso solo de tritón palmeado. También esta vez los herpetólogos contaron con ayuda: Juan Pablo Castro, profesor en la localidad zaragozana y también miembro de Ansar, sobre los datos que le habían comunicado algunos alumnos.


El momento para buscar poblaciones era el adecuado: «Su actividad se incrementa ahora, cuando ya se han despertado de la inactividad del invierno y comienza la época del celo en la primavera; además se concentran en lugares determinados para aparearse», explica Miguel Ángel Romeo. «Es una alegría ver como en la ribera del Ebro aún resisten algunas poblaciones de estos anfibios. Hasta hace muy pocos años, era frecuente verlos en fuentes, sifones, acequias, galachos, etc., pero su presencia había prácticamente desparecido», recuerda Romeo.


Que los tritones eran presencias habituales y conocidas lo confirman algunas anécdotas como la que aporta Félix Escanero, también naturalista de Ansar y herpetólogo veterano y vinculado al baloncesto. «Cuando en Zaragoza se quiso recuperar el baloncesto de élite, alla por el año 1968, Helios formó un equipo con el nombre de Tritones», explica.

«En algunas partes les llaman ‘limpia fuentes’, porque son grandes consumidores de larvas de mosquito, pequeños crustáceos, lombrices, etc», añade Romeo. No solo son completamente inofensivos para los humanos si no que libran de insectos las riberas y zonas húmedas.


Sus poblaciones están desapareciendo «por la destrucción de su hábitats por contaminacion (fitosanitarios, biocidas, etc. ) y la llegada de especies exóticas que los depredan (gambusias, cangrejo rojo, etc.)», explican desde Ansar. Por si eso fuera poco, «han surgido enfermedades, como la quitridiomicosis, que son una de las mayores amenazas para los anfibios», lamentan.


DOBLE VIDA: MITAD EN EL AGUA, MITAD EN LA TIERRA

Parientes de las salamandras, los tritones son urodelos, es decir, anfibios con cola. Se puede decir que tienen una doble vida, dada su facilidad para desenvolverse tanto en el medio terrestre como en el acuático. Dado que suelen salir solo de noche y que son de costumbres muy discretas es fácil que pasen desapercibidos a los observadores que no anden atentos o no sean expertos. Se caracterizan por tener la piel desnuda, húmeda y generalmente muy fina. Dotados de una epidermis tremendamente permeable, esta cualidad les permite realizar el intercambio gaseoso y respirar a través de ella.


De ambas especies, el tritón jaspeado es el de mayor tamaño: unos 15,5 cm de longitud. También el más llamativo: su color verde brillante salpicado de negro y, sobre todo, la cresta enhiesta y levemente dentada que le recorre el dorso, y que durante la época de celo continua hasta la cola en los machos, le da un hermosa estampa. Por su parte, el palmeado es algo más pequeño, con unos 7,5 cm de largo. Cuenta con un cuerpo grácil, de color parduzco con puntos oscuros a los lados. La membrana que une los dedos de sus pies le da el nombre de palmenado.


En primavera, los tritones machos atraen a las hembras luciendo sus mejores galas. Realizada la fecundación, la hembra depositará los huevos en plantas acuáticas, envolviendo cada uno cuidadosamente en las hojas, u ocultándolo entre piedras. Como todos los anfibios pasan por un periodo de metamorfosis. Su desarrollo larvario depende de la temperatura, de modo que puede durar entre dos y cuatro meses. Pasado el estado larvario, los jóvenes tritones pasaran por una etapa terrestre de su vida. En Aragón existe una tercera especie, el tritón pirenaico, endémico de esta cordillera y cuya población se encuentra también muy amenazada.


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