ESPECIES

Fauna en expansión

Estorninos al atardecer, cerca de Tauste
Estorninos al atardecer, cerca de Tauste
E. VIÑUALES

Para mí los grandes bandos de estorninos son una de las imágenes más espectaculares de la naturaleza. Miles y miles de estorninos vuelan en grupo, se concentran y bandean en el cielo al atardecer, poco antes de entrar en sus dormideros invernales.


A lo largo del 2010, Año Internacional de la Biodiversidad, se ha hablado mucho de las especies vivas en peligro, aquellas que van a menos, es decir, las que por desgracia poco a poco están desapareciendo… Pero en este tiempo quizás nos hemos olvidado de hablar en positivo del proceso contrario, de esas otras especies animales o vegetales que están en recuperación, en aumento o incluso en expansión territorial.


Hace unas semanas nos referíamos en este suplemento de Frontera Azul del HERALDO DE ARAGÓN a la buena noticia que supone que el lobo ibérico esté recuperando sus viejos dominios, extendiendo su área de distribución desde el noroeste peninsular a causa del gran éxodo humano en el mundo rural, el incremento de los bosques y presas silvestres, o la prohibición del uso de cebos envenenados.


Las campañas y esfuerzos de grupos conservacionistas, administraciones, biólogos, naturalistas y técnicos están favoreciendo que quebrantahuesos, cigüeñas, nutrias y buitres puedan ir pasando de engrosar una lista roja de especies amenazadas a una lista azul, pues las medidas aplicadas marcan ya una tendencia clara hacia la recuperación de sus poblaciones. Por ejemplo, la cigüeña blanca que atravesó un momento crítico en la década de los años 80 del siglo XX ahora alcanza un récord histórico con más de 35.000 parejas. O los buitres leonados, aves carroñeras de las que en 1979 había censadas en España 3.240 parejas reproductoras, y veinte años más tarde se pasó a un registro de 22.455 parejas. Esperanzadoras son, así mismo, las noticias de que los osos eslovenos reintroducidos en los Pirineos perviven e incluso tienen crías… pudiendo llegar a realizar largos desplazamientos a través de la cordillera como el que ha efectuado el joven llamado 'Neré' -hijo de 'Pyros' y 'Giva'-, oso pardo que hace poco se ha visto en Ansó aunque nació en 1997 lejos del Alto Aragón Occidental, concretamente en el valle de Arán.


Lo mismo podríamos decir de otros animales silvestres para los que, sin duda, corren buenos tiempos: el corzo, el ciervo, la garcilla bueyera, la garza real, el cormorán grande en invernada, la gaviota patiamarilla… o los halcones peregrinos que últimamente se instalan en las torres y rascacielos del corazón urbano de nuestras grandes ciudades.


Repasando la lista de fauna en expansión no faltan marmotas en los valles alpinos del Pirineo aAragonés, estorninos en invierno -que en sus países de cría son considerados animales beneficiosos para la agricultura dada su alimentación insectívora-, jabalíes carentes de grandes depredadores naturales, y zorros cuyas poblaciones se han visto favorecidas por la existencia de basureros.

Mención aparte merece, desde luego, la proliferación incontrolable de especies exóticas invasoras que, como el mejillón cebra, el galápago de Florida, el siluro o el visón americano compiten por el alimento y el espacio con las especies locales nativas, de toda la vida.


Al final, analizando los casos, vemos que detrás de la desaparición e incluso de la expansión de ciertas especies, casi siempre hay un importante factor humano. El hombre es el animal que, mediante la transformación de los hábitats, la introducción de especies invasoras o el excesivo consumo de recursos naturales propicia o condiciona el deterioro y devenir del patrimonio vivo de la Tierra.