CHINA

Agua de palabras

Mientras intento descifrar los símbolos que veo a mi alrededor, me invade una sensación de vacío de información, recogimiento y descanso, camino dando vueltas y vueltas al estanque que separa la nueva ciudad de la ciudad prohibida de Pekín.

Imagen de la caligrafía china
Agua de palabras
JORGE USáN

Mientras intento descifrar los símbolos que veo a mi alrededor, me invade una sensación de vacío de información, recogimiento y descanso, camino dando vueltas y vueltas al estanque que separa la nueva ciudad de la ciudad prohibida de Pekín. En mi camino me cruzo una y mil veces con caras pálidas y ojos de plato, turistas que en su afán de hacerse entender con los hábiles comerciantes locales retroceden a la edad de las cavernas. Mientras, los ancianos abstraídos de esta lucha verbal pintan a agua y pincel efímeros caracteres en las orillas, sinogramas refinados en un proceso lento y a veces hermético, escondiendo cada uno de ellos en sus trazos toda la poesía y esencia de este país milenario y abriéndose, para el que sabe descifrarlos, un abanico multicolor de evocadoras imágenes, que convierten a la caligrafía en un arte sin fin.