DEBATE MUNICIPAL

Salvar el mundo desde la ciudad

En vísperas del Debate sobre el Estado de la Ciudad que va a desarrollarse en el Ayuntamiento de Zaragoza, la Fundación Ecología y Desarrollo presenta siete paquetes de medidas hacer una urbe más sostenible. Las propuestas salen del trabajo conjunto de agentes sociales, culturales y vecinales en un seminario convocado por la fundación.

Huertos en una terraza de Buenos Aires
Huertos en una terraza de Buenos Aires
EFE/CéZARO DE LUCA

La batalla de la sostenibilidad se librará en las ciudades”. Así lo afirmaba Víctor Viñuales, director de la Fundación Ecología y Desarrollo, en la presentación de los siete paquetes de medidas que propone la organización para Zaragoza. Las ciudades son las “grandes secuestradoras de agua, energía... lo que ocurra en ellas determinará la evolución del cambio climático”, señaló para recalcar la importancia de actuar en local y hacerlo ya. “Eso pasa por las actuaciones ‘macro’ (de ordenacion del territorio, de urbanismo, movilidad...) y lo ‘micro’, como que un ciudadano ponga un huerto en su terraza”, expuso.


“La Expo convirtió a Zaragoza en un nodo del debate internacional sobre agua y sostenibilidad, y fruto de ello tenemos ahora la sede de la Decada del Agua de la ONU, el futuro instituto internacional de cambio climático... Una serie de hitos que pueden convertir a la ciudad en el centro del debate mundial sobre sostenibilidad. Pero para ello hace falta que lo que hacemos sea coherente con ese mensaje”, afirmó Cristina Monge, directora de proyección de la fundación.


Con esta idea, la organización convocó a agentes sociales de todos los ámbitos que han llegado a siete conclusiones, que proponen ante el próximo Debate sobre el Estado de la Ciudad: en primer lugar, la puesta por un sistema eco-económico basado en la sociedad del conocimiento y en las economías de proximidad con redes de cultivo ecológico en los alrededores; un modelo de urbe compacta, que se recicla a sí misma con la rehabilitación de espacios y mira a la ciudad que ya existe y a la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos; frente a ese metabolismo urbano que devora recursos, una ciudad eficiente, con la optimización energética de sus edificios y el impulso a las renovables; garantizar el derecho a la movilidad, no solo con transporte público de calidad, sino mediante un urbanismo a medida humana; convivir en la diversidad, los venidos de fuera deben tenerse en cuenta para que la ciudad se cohesione; más democracia participativa, pues nada se podrá hacer sin el acuerdo y la cooperación de todos. Finalmente, una educación social para entender y vivir en la sostenibilidad.


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