Pionero en su estudio

Desde el punto de vista briológico, Aragón es una región pionera ya que de aquí proceden los datos más antiguos sobre briófitos españoles. Son citas proporcionadas por Ignacio Jordán de Asso a finales del siglo XVIII de unas pocas especies de las sierras de Albarracín y Guara. Después, durante el siglo XIX y buena parte del XX los datos son escasos y dispersos, principalmente circunscritos al área pirenaica, que fue recorrida por botánicos ingleses, suecos y franceses. Cabe destacar la figura del aragonés Francisco Loscos, quien ejerció de farmacéutico en varios pueblos del Bajo Aragón y aportó valiosa información sobre el sistema Ibérico.


Antes de la Guerra Civil, Aragón también formó parte de las exploraciones de los Allorge, una pareja de botánicos del Museo Nacional de Historia Natural de París enamorados de la Península Ibérica. Más tarde, el conocimiento de la brioflora aragonesa cobró fuerza en la segunda mitad del siglo XX gracias al trabajo de la doctora Creu Casas de la Universitat Autònoma de Barcelona, quien estudió tanto el área pirenaica como la depresión del Ebro y el sistema Ibérico. Esta larga historia científica ha convertido a Aragón en una región con un conocimiento razonablemente bueno de su flora de musgos y hepáticas, basado en los 267 artículos científicos y libros que contienen información sobre los briófitos aragoneses y en los aproximadamente 14.000 especímenes conservados en herbarios.


Partiendo del hecho de que la buena gestión de los recursos naturales y la conservación de la biodiversidad descansan sobre el conocimiento científico y su accesibilidad, todo este gran volumen de información cristaliza ahora y está disponible para su uso en el Atlas de la Flora de Aragón