La bici en París pretende ganar poco a poco protagonismo entre los medios de transporte, pese a la complicación que implica el tratarse de una ciudad tan grande, y así el ayuntamiento incita a su uso con el lema “la vie est plus belle à vélo”.

Hace solamente 3 años que fue instaurado el sistema municipal de alquiler de bicis en Paris, y desde entonces es cada vez mayor el número de personas que decide utilizar este medio de transporte para trayectos cortos. En Julio de 2007 y tomando como ejemplo la exitosa implantación de este sistema en la ciudad de Lyon, se decidió dotar a París de 10,000 bicicletas disponibles en distintos puntos de la ciudad, utilizando un sistema exactamente igual al que se encuentra hoy en día en Zaragoza.

Hablando ya de la infraestructura urbana dispuesta para la viabilidad del uso de la bici sin peligro, hay que decir que Paris no es del todo una ciudad preparada para la práctica de las dos ruedas. Así hay zonas, generalmente las más cercanas al río, que disponen de un carril bici, perfecto para su uso, pero en otros muchos barrios, para nada existe una zona dedicada a los ciclistas. De todos modos, al tratarse de una ciudad tan grande y el hecho de que sea tan reciente la implantación de este sistema, hace que se convierta en un imposible el poder abarcar la totalidad de la ciudad, y por el momento sólo se ha dotado de carril bici a algunas zonas.

Así mismo, y siendo que Paris se caracteriza por sus enormes avenidas o bulevares, los cuales disponen de un carril bus, se ha decidido compartir dicho carril para bus y bici, siendo respetados los ciudadanos que circulan en dos ruedas incluso por los propios autobuses.

Me resultan llamativos los nombres que toman los sistemas de bicis de las distintas ciudades, y es que por lo que se ve, se tiende a buscar un juego de palabras que le aporta algo más de arraigo a la ciudad en sí. Así en Zaragoza se usa la tan representativa ‘Z’ para denotar a las biZis, y aquí en París el término usado para las bicis del ayuntamiento es “vélib” que resulta de la fusión de las palabras “vélo” y “libre” (bici-libre).

Aconsejo a cualquiera que venga por aquí de visita, que se haga con una vélib, y recorra toda la ribera del Sena en dos ruedas, una manera de vivir la ciudad desde otro punto de vista, sin duda muy recomendable. De hecho, los domingos por la mañana, cortan el paso de vehículos en las dos márgenes del río y las habilitan para el uso de paseantes, gente en patines y bicicletas, y resulta un éxito cada semana.