La garceta grande cría por primera vez en Sariñena

La 'Egretta alba', o garceta grande, es relativamente es un ave relativamente abundante en algunos países del este de Europa y especialmente en el delta del Danubio. Actualmente, se encuentra en un proceso de expansión hacia el oeste europeo, que le ha llevado a criar en el delta del Ebro y este año, por primera vez, en la Laguna de Sariñena.

Una pareja de garcetas grandes en la Laguna de Sariñena
Pareja de garcetas grandes
R. MUÑOZ

La Egretta alba, o garceta grande, es un ave fácil de identificar por su plumaje completamente blanco y su gran tamaño. Mide entre 90 y 100 cm de altura y su envergadura está entre los 145 y 170 cm. No obstante, si observamos algún ejemplar solitario o desde cierta distancia, puede confundirse con garcetas y garcillas, también de color blanco, aunque, en este caso, su largo y delgado cuello, que generalmente mantiene en forma de ese, junto con sus largas y finas patas de color gris negruzco y su pico grande y largo de color amarillo anaranjado en invierno y negro en la época de cría, nos sacarán de dudas. Resulta sorprendente que, a pesar de su gran tamaño, no suele pesar más de 1,2 kg.


Esta garza es un ave relativamente abundante en algunos países del este de Europa y especialmente en el delta del Danubio. Actualmente, se encuentra en un proceso de expansión hacia el oeste europeo, que le ha llevado a criar en el delta del Ebro y este año, por primera vez, en la Laguna de Sariñena. Fue el pasado mes de febrero cuando la pareja de garcetas grandes se instaló en la laguna, construyendo su nido junto a la colonia de garzas reales que habitualmente nidifican aquí. Hubo que esperar hasta finales de mayo para poder ver a la joven garceta desplazarse por las inmediaciones del nido, y pasados los primeros días de junio, ya volaba junto a sus progenitores.


En esta parte de Europa, las garcetas grandes son aves poco comunes y de distribución muy localizada, y aunque ya hace más de veinte años que se las puede ver por Sariñena, en ocasiones incluso en número superior a los 15 ejemplares, esperamos que esta cita de su reproducción en la laguna sea la primera de una larga lista, que permita incluir a la garceta grande dentro del catalogo de las aves nidificantes en Aragón.


OASIS DE AVES

En plena depresión del Ebro, cien kilómetros al sur del Pirineo central y a menos de uno del casco urbano de Sariñena, se sitúa una de las mayores lagunas de la península Ibérica: la Laguna de Sariñena. En sus 604 Ha de superficie, el Refugio de Fauna Silvestre y ZEPA de la Laguna de Sariñena, alberga una serie de singularidades naturales y un paisaje que, por sí mismos, justifican una visita a este entorno natural. La variada y numerosa fauna ornítica que encuentra cobijo en este hábitat alcanza las 231 especies, con más de 10.000 individuos invernantes. Por otra parte, su función como punto de alimentación y descanso durante la migración de 100.000 aves y lugar de nidificación de otras, hace de la laguna un humedal privilegiado para la observación de las aves acuáticas.


Azulones y cercetas se cuentan por miles; también se localizan aquí la práctica totalidad de las garzas que habitan en nuestro país, incluida la mayor población reproductora de la más amenazada: el avetoro, cuyo singular y enigmático canto puede oírse a varios kilómetros de distancia. Junto a especies habituales: somormujos, cormoranes, fochas, ánades rabudos y silbones, porrones y ánsares, el visitante podrá encontrar esas otras más exclusivas que despiertan gran interés entre los aficionados a la observación: aguiluchos laguneros, garzas imperiales, calamones, bigotudos o críalos.


Por otra parte, el contraste que supone la presencia de un medio tan rico y productivo situado justo al borde de la árida estepa, permite observar, junto a las acuáticas, a otras aves asociadas a medios más secos como las cada vez más escasas ortegas, gangas y alcaravanes, también nidificantes en la zona. Para el visitante, la propia geomorfología del terreno proporciona numerosos y excelentes miradores naturales, que hacen de la laguna uno de los mejores puntos para la observación de aves en la península Ibérica.


Hay más fauna, y estas fechas son el mejor momento para observar con facilidad a uno de los saurios más carismáticos y exclusivos de este entorno: la lagartija colirroja, que en estas fechas corretea entre el albardín y defiende su territorio sobre las margas y areniscas del espartal, plantas halófitas que se abren paso entre las costras de sal en los saladares de la laguna, y desde luego, en todos esos coleópteros que posados sobre la vegetación están esperando para sorprenderle con sus espectaculares colores y sus increíbles diseños. ¿Ha visto alguna vez el color metálico del escarabajo azul Hoplia coerulea, o el verde de Potosia sp reflejados al sol? No hay que perdérselos, son tan espectaculares que el coleccionismo constituye una de las principales amenazas para la conservación de estas especies.


El agua, la sal, el paso del tiempo, las estaciones, los pasos migratorios y los trabajos agrícolas, dan como resultado un singular paisaje, visual y sonoro, que cambia continuamente y que invita a ser contemplado y escuchado más de una vez para conocerlo en todas sus formas. Un paisaje tan cambiante como este ofrece siempre atractivos, y en cualquier época del año puede uno encontrarse sorpresas, que el visitante podrá disfrutar si acude a la laguna en las diferentes estaciones.

Estas características en su conjunto y desde el punto de vista de la conservación, educación, investigación y turismo, hacen de la laguna un espacio natural único, más si cabe ahora que se le reconoce su enorme valor como esencia del paisaje, foco de biodiversidad y sostén de modelos de desarrollo no agresivos para el entorno.


UN PARAISO SONORO

Las aves son, sin duda, uno de los principales valores y atractivos de la laguna, pero Sariñena no es solo aves, Sariñena es diversidad. Aunque todavía incompleto, el catálogo florístico de la laguna lo componen, de momento, 463 especies agrupadas en 267 géneros pertenecientes a 62 familias. Un elevado número de especies vegetales para un espacio relativamente reducido, pero que permite observar buenos ejemplos de algunas de las formaciones vegetales más características de los Monegros: espartales, saladares, tomillares, ontinares y sisallares, que en estos días lucen sus mejores galas, junto a lugares donde domina la vegetación acuática y la de ribera.


Quien visite en estas fechas Sariñena, no debe dejar de fijarse en los brotes jóvenes de salicornias, suaedas y otras plantas halófitas que se abren paso entre las costras de sal en los saladares de la laguna.


La laguna es también un paisaje sonoro, paseando en silencio junto al carrizo es posible escuchar gran variedad de sonidos que revelan la rica vida existente en el interior del carrizal, esa gran masa vegetal compuesta por carrizos y aneas que rodea por completo la laguna, plantas a las que todos los años se les secan sus partes aéreas (tallos y hojas), siendo ésta la principal causa de los tonos ocres y marrones que han dominado en el paisaje durante el invierno y gran parte de la primavera.

En estos primeros días del verano, con la subida de las temperaturas, el carrizal ha acelerado su ritmo de crecimiento y la lámina de agua queda enmarcada por el color verde intenso de esta barrera natural de vegetación, que además de ser la principal salvaguarda de la laguna y muchos de sus moradores, también absorbe parte del exceso de nutrientes presentes en el agua y fija una gran cantidad de CO2 atmosférico.