Las mil vidas de un cedé

El 98% de la composición de un cedé o un deuvedé es policarbonato, un plástico de calidad que puede ser reciclado en su totalidad. Hasta ahora, estos soportes ópticos, una vez que ya no nos resultaban útiles, acababan en la bolsa de la basura, y de ahí al vertedero, donde tardarán hasta 5.000 años en descomponerse. Para impulsar su reciclaje, la Dirección General de Calidad Ambiental y Cambio Climático acaba de poner en marcha el proyecto CD GIRA.

Sevilla y Latas depositan un cedé desechado en uno de los contenedores de recogida.
Sevilla y Latas depositan un cedé desechado en uno de los contenedores de recogida
DGA

El proyecto piloto acaba de iniciarse con la instalación de medio centenar de contenedores de recogida selectiva en diferentes puntos de Aragón. Las direcciones exactas a pueden consultarse en la página www.cdgira.es


En la presentación de este proyecto, la directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático, Marina Sevilla, afirmó que “esta actuación es una iniciativa piloto que quiere servir de impulso a las distintas entidades locales aragonesas, a todas las administraciones, y también a las instancias privadas para que se planteen la posibilidad de ofrecer este servicio a los ciudadanos a través de sus propios puntos de recogida”.


La gestión del programa corre a cargo de la asociación Acción Verde Aragonesa, que fue quien propuso el proyecto al departamento. Las administraciones, empresas o entidades interesadas en sumarse a esta campaña y disponer en sus sedes de un punto de recogida selectiva pueden ponerse en contacto con la asociación a través del teléfono 656 422 395, o de la dirección de correo electrónica zaragoza@accionverde.es. La organización se ocupa de instalar en cada punto el ‘pack’ de recogida, que consta de dos elementos: por un lado, un contenedor de cartón de tamaño mediano, en el que el usuario deposita los cedés y deuvedés desechados. Por otra parte, para evitar cualquier recelo respecto a la información grabada en el disco, junto al contenedor se instala una pequeño aparato que agujerea el cedé de manera que resulte imposible leer ninguno de los datos previamente almacenados.


Posteriormente, la empresa Cederika es la que se encarga de recoger los soportes ópticos depositados en los puntos de recogida y procesarlos para entregarlos a empresas especializadas en el reciclaje de este material.


El 98% del peso de un soporte óptico es policarbonato, el 0,5% es aluminio y plata, mientras en 1,5% son los tintes de la serigrafía. Estos dos últimos componentes impiden que pueda reutilizrse para fabricar nuevos cedés, pero sí que, tras un proceso relativamente sencillo de triturado y limpieza, se produzca una granza que se puede utilizar en otras nuevas aplicaciones. Se trata de un plástico “de gran calidad, muy maleable, por lo que sirve para trabajos complicados que demanden un acabado fino, como carcasas de ordenadores, mandos de televisor o teléfonos, salpicaderos de automóvil, frontales de máquinas de refrescos, etc...También se usa en la fabricación de farolas y componentes eléctricos por sus grandes propiedades aislantes”, explicó el gerente de Cederika, Goyo Cardiel.


Ni los cedés ni los deuvedés son residuos tóxicos. “Sin embargo, reciclar ese plástico es importante porque ahorramos materias primas (petróleo, agua, etc), evitamos la eliminación de residuos en vertederos y se potencia un consumo más sostenible”, explicó José Luis Latas, representante de la la asociación Acción Verde Aragonesa,