TRIBUNALES

Juzgan a siete militares de Calatayud acusados de vender drogas a menores

El fiscal pide 70 años de cárcel para los soldados, que estudiaban en la Academia Logística.

Siete soldados profesionales que entre 2003 y 2005 estudiaban en la Academia de Logística de Calatayud serán juzgados hoy en la Audiencia Provincial de Zaragoza acusados de un delito de tráfico de drogas, agravado por el hecho de que, según la fiscalía, suministraban las sustancias a chicas menores de edad.

 

El representante del ministerio público solicita 10 años de cárcel para cada uno de los acusados, y a dos de ellos, concretamente a Mohamed Rahal y Teógenes S. M., les imputa también un delito de denuncia falsa y les pide veinte meses de multa, a razón de 25 euros diarios.

 

La operación policial que dio origen a la detención de estos militares fue consecuencia de la denuncia que interpuso ante la Comisaría de Calatayud la madre de una menor, vecina de la ciudad, después de que su hija tuviera que ser ingresada en estado grave en un centro sanitario por el consumo de estupefacientes.

 

Tras esta denuncia, los agentes "pincharon" los teléfonos de los sospechosos y los sometieron a vigilancias. Así, averiguaron que un grupo de jóvenes acudían con frecuencia a una vivienda de la calle de Jussepe Leonardo Chevasier, y a otra del paseo de San Nicolás, para consumir y traficar con sustancias. Los pisos eran las respectivas residencias de Mohamed R. y Teógenes S. y en ellas, según el escrito del fiscal, almacenaban y preparaban la droga y la mezclaban con medicamentos que conseguían del propio botiquín de la Academia Logística. También adquirían hachís, cocaína y speed en Ceuta, Santander y Galicia y luego la revendían en la capital bilbilitana.

 

El también acusado Mbay S. T. compartía la casa con Teógenes S., y a la misma acudían los amigos y compañeros de la academia Carlos N. R., Horacio M. C., Ignacio R. M. y Jordi B. R. Para la fiscalía, todos ellos participaban en las labores de preparación y posterior venta de las drogas, siguiendo las instrucciones de los principales acusados, Mohamed R. y Teógenes S.

 

Estos hechos eran ampliamente conocidos por un grupo de ocho chicas, entonces menores de edad, las cuales eran utilizadas presuntamente por los militares para introducirlas en el mundo de las drogas y para que les buscaran compradores. Estas chicas bien por razones de "amistad" o por un "pseudo-noviazgo", como lo define el fiscal, eran "invitadas" por los acusados quienes, "aún conociendo su aparente y notoria minoría de edad", les facilitaban drogas "de forma gratuita, introduciéndolas así en el consumo de sustancias estupefacientes". Según la acusación, también eran forzadas "a acudir a lugares de ocio juvenil (...) para que adquirieran drogas y las revendieran a los propios clientes de los acusados". El fiscal relata que a una de las menores la llegaron a obligar a hacer labores domésticas a cambio de continuar suministrándole sustancias gratis.

 

Mohamed R., Teógenes S. y Mbay S. también están acusados de haber denunciado un robo en su casa, que nunca se produjo, con el intento de justificar por qué llegaban siempre tarde a la academia.