MANCOMUNIDAD CENTRAL

El corte de agua se redujo finalmente a 6.000 personas en Casetas y un barrio de Utebo

Gracias a una antigua válvula de más de 40 años, el anunciado corte de agua que iba a afectar a 25.000 vecinos de Utebo, Casetas y Garrapinillos, se redujo a una cuarta parte. Finalmente, los grifos permanecieron ayer cerrados para 6.000 habitantes de Casetas y del barrio utebano de Malpica. Nadie puede garantizar que una avería similar no vuelva a trastocar la vida cotidiana.


Este mecanismo que regula el flujo del líquido, que había fallado más de una vez y del que nadie se fiaba, funcionó en esta ocasión y permitió cerrar el paso en la red antes de llegar a la localidad utebera. "En otras reparaciones no hemos tenido más remedio que cortar la tubería desde Monzalbarba, por lo que las afecciones eran mucho mayores", explicaron fuentes del área de Infraestructuras del Ayuntamiento de Zaragoza.


Más vale prevenir que curar. Por eso, antes de ponerse manos a la obra, el Consistorio zaragozano prefirió prever lo peor y advertir a los ciudadanos para que acopiaran agua embotellada y llenaran las bañeras.

"Hay una fuga sin reparar"

El presidente de la Asociación de Vecinos de Casetas, Juan Antonio Cabrejas, se muestra resignado a sufrir estos "cortes esporádicos". No obstante está indignado porque, asegura, "hay constancia de otra fuga en la red, a la altura del puente de la zona comercial de Utebo, que sigue sin repararse".


"Tenemos noticias de que existe esta avería, más complicada de arreglar, y lo que nos preguntamos es porqué no se ha aprovechado ahora para acometer las dos a la vez", critica. Si hay un tercer corte están dispuestos a movilizarse para reclamar otra conducción que ponga fin a este tipo de problemas. El alcalde de Utebo, Miguel Dalmau, aseguró que desconocía la existencia de otro escape.


La única solución definitiva pasa por hacer un desdoblamiento de la tubería, como en los años 90 se realizó hasta Monzalbarba. La propuesta ya ha sido sugerida en alguna ocasión por el consejero de Infraestructuras del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco. No obstante, el obstáculo es la elevada inversión que se precisaría para acometer un tramo de 7,5 kilómetros.


Los aljibes y los pozos existentes en algunas casas y fábricas ayudaron a mitigar las graves afecciones. Los bares y restaurantes tuvieron que apañárselas con agua embotellada y vasos y platos de plástico. En Casetas, dos camiones cisterna del Ayuntamiento de Zaragoza permanecieron estacionados en la plaza del Castillo (junto al edificio de la Alcaldía) y en la Alameda. Un tercero acudía allí donde era requerido.


A las once de la mañana Blanca Ruiz acudía a llenar dos baldes. "Estaba preparada, pero el agua de la bañera la he perdido, así que para guisar y el servicio no he tenido más remedio que venir", explicaba. Nada sabía Timotei Barbos, un rumano que cuando fue a ducharse por la mañana se encontró con que no caía ni una gota. "Para mí no necesito mucha agua, pero vengo con dos familias amigas y vamos a llenar más de una docena de cubos", decía mientras llevaba los primeros al maletero del coche en el que iban a transportarlos. El instituto Ángel Sanz Brinz y la fábrica Helados Dhul solicitaron por la mañana el servicio del camión cisterna.


En Utebo solo se mantuvo la cisterna en el barrio de Malpica, según explicó el concejal de Hacienda y Personal del Ayuntamiento, Diego Melero. El único reproche es que no se avisara al Consistorio a primera hora de que la afección iba a ser menor.

Vuelve la normalidad

A media tarde, las brigadas municipales del Consistorio tenían previsto iniciar la soldadura en la tubería dañada, en el límite entre Casetas y Utebo. Luego llegaría el llenado, la fase "más delicada", según fuentes del área de Infraestructuras. Si no surgían contratiempos de última hora, la previsión era que antes de las diez de la noche el suministro de agua ya se hubiese restablecido con total normalidad.