EL LEGADO DE LOS SIGLOS

¿Alguien conoce las Fecetas?

Quienes mejor conocen hoy la iglesia de las Fecetas, aunque parezca difícil de creer, son los ucranianos residentes en Zaragoza. Tras las obras que garantizaron la supervivencia del templo, el arzobispado decidió dedicarlo al rito oriental y todos los domingos ha dispuesto ese tipo de misa a las 10 de la mañana. El primer domingo de cada mes se hace en ucraniano, y la iglesia está a reventar; y el resto de domingos en español, y las liturgias son menos concurridas. El templo está abierto, así, cuatro días al mes: en realidad, algo más de cuatro horas.

 

Poca cosa para un edificio que fue declarado Monumento Nacional en 1970; y que desde que se alertó de su mal estado de conservación, en 1967, hasta que se culminaron las obras, vio cómo transcurrían más de tres décadas.

 

Pero el caso es que hoy, la iglesia del antiguo convento de las Carmelitas Descalzas de Santa Teresa, conocida popularmente como Las Fecetas, se encuentra en perfecto estado de conservación. Bueno, casi perfecto. Porque en la cabecera del templo se advierten, en una pequeña superficie de las yeserías, huellas de humedad que parecen indicar que ha habido alguna gotera más o menos reciente.

Un modelo único

En cualquier caso, la magnífica decoración de yeso luce en todo su esplendor y, si hay algo censurable hoy en las Fecetas, es el hecho de que constituye un claro ejemplo de patrimonio restaurado y no 'rentabilizado' socialmente. Sorprende, tras la polémica surgida por las dificultades de acceso a la Seo tras su restauración, lo poco o nada que se habla de las Fecetas. Es como si sobre el templo pesara una maldición, la de ser ignorado por los zaragozanos.

 

"La verdad es que es muy desconocido, sí, asegura Isabel Oliván. Y la verdad es que se ha hecho mucho por las Fecetas. Se ha restaurado el templo, se ha mejorado en la medida de lo posible el urbanismo del lugar en que se encuentra. Pero, pese a ello, creo que la conocen mejor los de fuera que los propios aragoneses". Isabel Oliván estudió durante tres años la historia de las Fecetas, monumento al que dedicó su tesis doctoral.

 

"Yo siempre lo digo: no es una iglesia grande, pero es una gran iglesia. En la primera mitad del siglo XVII Zaragoza tenía 45 conventos. Después de los avatares que han destruido tantos edificios importantes de la ciudad, apenas quedan restos de seis de ellos, y solo uno completo, el de San Carlos Borromeo. Así que, solo por haber sobrevivido, el convento de las Fecetas es importante. Pero es que, además, dentro del barroco, en Zaragoza se desarrolló un modelo sobrio caracterizado por la decoración en yeso. Y, aunque en Zaragoza hubo algún ejemplo más, el de las Fecetas es el más puro desde el punto de vista estilístico. Es una decoración excepcional, que sorprende a todo el mundo cuando lo ve. El problema es ese, que no se visita el templo, porque no se conoce".

 

La piqueta estuvo a punto de llevarse por delante Las Fecetas y, de hecho, 'partió' el claustro por la mitad como si fuera una tarta. La declaración de Monumento Nacional salvó de momento el edificio, que fue objeto de obras de restauración. En ellas que acabaron colaborando tres instituciones, arzobispado, Ayuntamiento y Gobierno de Aragón, y que dirigió la arquitecta Úrsula Heredia. Concluyeron en el 2000, y las Fecetas volvieron a su ostracismo.

Una solución en el horizonte

"Esta iglesia ha 'pecado' siempre de desconocida, y ya va siendo hora de que los zaragozanos la conozcan y la quieran -subraya Isabel Oliván-. El claustro es precioso, pero la iglesia es fascinante, así que yo no me canso de recomendar a todo el mundo que vaya a verla porque se va a sorprender. Lo ideal es ir a distintas horas del día, porque la decoración de las bóvedas está pensada para tener distintos matices según la luz que incida en ella. Y la verdad es que cambia".

 

Pero, claro, de momento no es posible visitarla a distintas horas del día. No aparece en guías, ni forma parte de rutas turísticas: nada. Pero quizá existe una solución cercana. El párroco, Manuel Liarte, asegura que "nos ha pasado igual con un monumento que tenemos en la parroquia, el de las Heroínas, donde reposan los restos de Agustina de Aragón, Casta Álvarez y Manuela Sancho. Lo hemos resuelto este año, desde la Fundación Zaragoza 2008, y ahora está abierta alpúblico todos los días de 9.30 a 11.00 y de 19.00 a 20.00, con un sistema de iluminación automática con una moneda. Vamos a buscar una solución de este tipo para el templo, porque entendemos que, aun siendo propietaria la Iglesia, la cultura tiene que ser patrimonio del pueblo y de alguna manera hay que buscar fórmulas para que haya horas de visita para este templo".