VALDEJALÓN

Los conejos dañan decenas de campos de trigo de Épila y Calatorao

Los agricultores recogerán firmas para pedir que se extinga el coto si no cobran las indemnizaciones. La sociedad de cazadores insiste en que hay mucha "picaresca".

Los conejos dañan decenas de campos de trigo de Épila y Calatorao
Los conejos dañan decenas de campos de trigo de Épila y Calatorao
Maite Fernández

Los conejos han arrasado por segundo año consecutivo decenas de campos de trigo en Épila y Calatorao. Los agricultores, que aún esperan la indemnización de la sociedad de cazadores por el 2008, han vuelto a reclamar los daños por las afecciones en sus cultivos. La situación enfrenta a agricultores y cazadores. Los primeros amenazan con recoger firmas para anular la cesión y extinguir el coto, y los segundos insisten en que deberían tener apoyo de las administraciones y denuncian la "picaresca" de algunos agricultores.

De las siete hectáreas de trigo que tiene Francisco Pueyo, un agricultor de Épila, este año han resultado afectadas una y media. Están ubicadas en una finca muy próxima a la autovía, en una zona donde hay decenas de cados. "Lo que se han comido ya no rebrota", comenta. Y esta es la segunda vez que le ocurre. La pasada temporada, le tasaron los daños en unos 700 euros. Pero todavía no ha cobrado por ellos. "El coto no se hace responsable", añadió.

De hecho, según los datos del ejercicio económico de 2008 de la sociedad de cazadores, los gastos por indemnización por daños producidos por conejos solo ascendieron a 182,97 euros, mientras que en 2007 habían superado los 1.200 euros. En cualquier caso, los daños peritados en las últimas cosechas rozaron los 3.000 euros.

Los agricultores critican que estos no se hayan pagado, pese a que la sociedad tiene liquidez para ello (en el 2008, el saldo era de 29.881,26 euros). Además, cuestionan que se esté invirtiendo en la exterminación de zorros, una medida que no consideran adecuada porque estos últimos contribuyen a controlar la población cunícola.

"Cuando una zona está acotada, la sociedad de cazadores es la que se debe encargar de solicitar los permisos para atacar la plaga", añadieron algunos de los agricultores afectados. Estos quieren presentar ante al Ayuntamiento una carta en la que solicitarán, entre otras cosas, que los titulares de los terrenos cinegéticos en colaboración con los propietarios afectados adopten las medidas adecuadas para evitar el riesgo de que estos daños vuelvan a producirse.

Agricultores versus cazadores

Desde la sociedad de cazadores de Épila, la postura es bien distinta. Para Vicente Serrano, representante de la agrupación, "aquí está el debate entre agricultores y cazadores". Reconocen que sí hay campos que se han visto afectados, pero asegura que también hay mucha "picaresca". "No nos negaremos a pagar, pero siempre que lo diga un perito y un juez", apunta Serrano. "Si pagamos a todos, la cosa se nos va de las manos", añade.

El año pasado, la asamblea decidió por mayoría que no se harían cargo de los daños en las fincas.

"Cazadores y agricultores deberíamos estar unidos en esto", insiste. Además, recalca que en las proximidades de la carretera no se puede cazar, salvo con un permiso especial y siempre sin armas (con hurones, por ejemplo).

"Nos sentimos indefensos. Las administraaciones deberían tomar medidas", concreta este cazador de Épila. La situación se ha repetido también en otros municipios, como Calatorao. Allí, el año pasado algunos agricultores tuvieron que acarrear con los gastos de protección de los troncos de sus frutales, que se habían visto afectados. La sequía hizo que los conejos destrozaran la corteza de los árboles y dañaran cientos de hectáreas de frutales. Afectado. De las siete hectáreas de trigo que tiene Francisco Pueyo (en la foto), un agricultor de Épila, este año han resultado afectadas por los conejeros una y media. Sus campos están muy próximos a la autovía, en una zona donde hay decenas de cados como el que muestra. En 2008 le tasaron los daños en 700 euros.

Plaga. Los conejos han arrasado por segundo año consecutivo decenas de campos de trigo en Épila y Calatorao.