COMUNIDAD DE CALATAYUD

La máscara de Ateca esquiva cientos de manzanas y sube al cerro de San Blas

Un año más, la máscara de Ateca cumplió su cometido y llegó a la cima del cerro de San Blas pese al empeño de los chavales de Ateca, que, como también manda la tradición, lanzaron kilos de manzanas para impedírselo.


Después de la misa mayor, pasadas las 12.30, el pueblo en procesión llegó ayer a la ermita de San Blas. Acompañando al patrón también iba la máscara. Se trata de una muestra más de cómo lo religioso y lo profano se entremezclan en esta fiesta que, con el paso de los años, por suerte para la máscara, ha sufrido algunos cambios. Ayer, César Duce, el atecano que ha encarnado al personaje vestido como un arlequín, tuvo que sortear el golpe de las manzanas. Sin embargo antaño la máscara se enfrentaba a un riesgo mayor, tal y como recuerdan los versos que antes de iniciar el ascenso, el protagonista dedica al santo. "Glorioso San Blas líbranos de las pedradas, que no lleguen a la carretera, y a mí de estos inocentes niños que no me dejan parar […] pero yo he de subir al cerro por delante o por detrás".


Tras estas palabras, la máscara, armada de valor, con su sable y su escudo, inició la carrera hacia lo alto, donde asomaban cientos de chiquillos que esperaban con la artillería. La teoría dice que se le pueden lanzar tres manzanas por chaval, pero en la práctica le tiran alguna más. "Es de las imágenes que quedan de la infancia", aseguraba Javier Sada, el alcalde, que contemplaba desde abajo la subida.


"No ha ido mal, aunque algún golpe me he llevado", comentó Duce, aún fatigado después de cumplir su misión. "Yo ya he puesto mi granito de arena, sería un triunfo para mí y para todo el pueblo que el año que viene saliera otro", dijo la máscara sin apenas cascabeles en el traje. La persona que da vida a este personaje recibe una pequeña compensación municipal, "pero nunca se paga lo que hace, porque es un paliza enorme", insiste el alcalde. "Durante dos días, tiene que correr en las dos salidas, va gritando, encorre a los chiquillos y da la bendición con la corbertera. Hoy, además, llegar arriba tiene su peligro", señaló Sada, que manifestó el agradecimiento a Duce.


Protecciones

Antaño, para proteger a la máscara, además de limitar a tres el número de piedras que se podían tirar, se colocaba una protección hecha con sarmientos para impedir que las pedradas alcanzasen a la máscara. Si alguien superaba esa distancia, recibía como castigo unos cuantos varazos con el sarmiento. También ayer hubo miembros de la comisión de fiestas que velaron por la máscara prohibiendo el lanzamiento de manzanas a partir de cierta distancia.


La máscara es como el chivo expiatorio al que los chicos insultan por los males que ha podido sufrir Ateca durante el año. Pero al mismo tiempo, los vecinos quieren sus cascabeles y que pose el escudo sobre sus cabezas como protección. Tras coronar el cerro, este personaje de rayas rojas y amarillas entonó la popular canción del Puente de Alcolea. Después, todos emprendieron el descenso.