CAMPO DE BORJA

Nuevo éxito de público en una muestra de artesanía de Borja con acento aragonés

La decimosexta edición de la feria de artes plásticas atrajo a cientos de personas. El certamen concluirá el próximo 17 de agosto con un mercado gastronómico.

Cientos de personas visitaron ayer en Borja la decimosexta edición de la Muestra de Artesanía y Artes Plásticas que, en esta ocasión, se había convertido en un mercado aragonés en el que no faltaron las jotas y la música popular aragonesa.


La muestra, que se desarrolla durante tres domingos, se inició el pasado día 3 con una feria celtibérica y finalizará el próximo día 17 con un mercado gastronómico. Según señaló el concejal de Cultura, Alfonso Navarro, se ha dividido en tres monográficas "para darle más interés y aliciente". Esta feria, que organiza el Taller Estudio Plaza del Mercado y el ayuntamiento borjano, "está muy consolidada", aseguró Navarro, aunque desde su departamento se pretende "seguir potenciándola todavía más".


Así, durante toda la mañana, hubo varias rondas joteras y bailes tradicionales a cargo de la Escuela de Folclore Aragonés de Borja, de reciente creación, que animó a los asistentes que se dieron cita masivamente en la plaza porticada del Mercado y en la de Nuestra Señora de la Peana.


Bisutería, artesanía en madera, pieles, grabados, ropa pintada a mano, sillas de anea, pintura, indumentaria aragonesa o cerámica, eran algunos de los alicientes.


Entre los expositores, cinco niñas de Borja, de 11 y 12 años, realizaban collares y pulseras. Regina Gil, Almudena Tabuenca, Elvira Fábregas, Elisa Domínguez y Silvia Aguilera se mostraban muy satisfechas "por poder participar junto al resto de artesanos".


En una esquina de la plaza, Ángel Liarte, de Remolinos, ofrecía lámparas de sal, a la vez que aseguraba que "la mejor sal del mundo está en mi pueblo". Se trata de su tercer año de participación en esta feria, que califica de "muy interesante y animada". En una animada charla explicaba a sus clientes que "los cristales de sal, según algunas creencias, absorben las malas energías". Además, comentaba a una vecina que cuando alguien se siente mal basta con "coger la piedra de sal con la mano".


Muy cerca, el borjano Juan Gutiérrez, mostraba sus tallas en piedra y madera. Llamaba especialmente la atención un violín fabricado en alabastro aunque, para decepción de algunos, no estaba en venta ya que "me llevó mucho trabajo hacerlo y le he cogido mucho cariño", decía Gutiérrez. En su opinión, el ambiente de la feria ha resultado "excepcional".


En el arco de entrada a la plaza del Mercado, Esther Alonso, de Luceni, acercaba a los que se animaban hasta la época medieval con pinturas sobre tabla en las que había utilizado la antigua técnica de la policromía tradicional, como los retablos de las iglesias, pintados al temple de huevo con pan de oro.


El ir y venir de los borjanos y muchos visitantes llegados de la comarca y de diferentes puntos de la provincia convertían el centro de Borja en un hervidero de gente que se agolpaba frente a los puestos "para no perdernos nada", como reconocía Elena Sánchez, de Zaragoza. "Hemos visto las exposiciones de los museos y no nos podíamos perder esta feria", aseguraba, al mismo tiempo que observaba las camisetas y vestidos pintados a mano por la mallenera Vanesa Lerín.


Mientras, la jota y la música tradicional aragonesa arrancaban los aplausos de los congregados. Estas melodías aportaban "un toque especial" al evento, como señaló Alfonso Navarro. Consiguieron crear un ambiente de mercado aragonés. Tanto los miembros de la organización, Severino de Llanza y Charo Castellot, como el concejal de Cultura, se mostraban "satisfechos" con el desarrollo de la muestra. Tras dieciséis años de andadura se ha convertido en un punto de referencia de la provincia.