CINCA MEDIO

El gordo de la lotería llenó el bar Bailo de Monzón de euros, cava y alegría

Una treintena de personas celebraron el premio de la lotería nacional del jueves, que repartió un total de tres millones de euros

En el bar Bailo de Monzón nunca olvidarán las cinco cifras del 27.917. Y es que este número resultó agraciado con el primer premio de la lotería nacional en el sorteo del pasado jueves y repartió en las localidades altoaragonesas de Monzón y Campo tres millones de euros entre unos 60 clientes. El citado bar montisonense distribuyó entre su clientela 1.800.000. Las otras cuatro series del número agraciado se vendieron en el bar Cotiella de Campo, donde cayeron 1,2 millones de euros. Los boletos ganadores fueron consignados en la administración número 1 de Monzón, "La Alegría".


"Yo me enteré de la noticia por un amigo de Pueyo de Santa Cruz, que me llamó para decírmelo y no podía creérmelo; tuve que poner el teletexto para comprobarlo", afirmaba el jueves por la noche el dueño del bar Bailo, Crescencio Bailo. Minutos más tarde comenzaron a llegar numerosos amigos y clientes para compartir con los dueños la alegría del momento. Descorcharon varias botellas de cava e invitaron a todos los presentes. Juntos brindaron por la buena noticia. Entre los asistentes se encontraba Pilar Civiac, dueña de la administración "La Alegría", que recientemente ha sido trasladada de ubicación. "El jefe de Huesca, que fue quien nos comunicó la buena noticia, siempre dijo que íbamos a dar muchos premios en la administración nueva. El jueves pasado dimos un cinco más complementario de la Primitiva y repartimos 58.000 euros, nos llena de satisfacción que tan solo una semana después demos este premio tan gordo ", afirmó Pilar.


28 años tras la barra del bar


Crescencio y su mujer se dedican al negocio de la hostelería desde hace 28 años pero en el bar situado en la sede actual llevan 19. En la noche del pasado jueves, Bailo todavía no había podido asimilar la noticia ni era capaz de decir qué iba a hacer con el dinero del premio. "Con esto taparé agujeros y, si puedo, intentaré que la mujer no trabaje más, porque lleva muchos años al pie del cañón y se lo merece", aseguró el dueño del establecimiento. Sin embargo, él no piensa dejar el negocio. "A las 6.00 abriré como todos los días. Se lo debo a mis clientes, que llevan muchos años fieles a este bar". El cariño es mutuo entre el dueño y sus parroquianos, pues todos los presentes, entre los que se encontraba algún que otro agraciado, mostraron su alegría al tiempo que comentaban que se lo merecía. También se manifestó así Pilar Civiac, que reconoció que aunque a ella no le había tocado nada estaba inmensamente feliz: "Crescencio es amigo y cliente desde hace cuarenta años, empezó trabajando con mi padre en la administración y vende este número desde toda la vida, es abonado fijo".