Con la intención de redondear un partido tan completo como hace quince días ante el Badalona, comienza el Ebro el último tercio de esta apasionante temporada. Las ganas de sumar tres nuevos puntos son muchas, primero, por lo que supondría el seguir mirando hacia arriba en la clasificación, en esos puestos de confort en los que parece estabilizado el equipo desde hace unas cuantas jornadas, y después, para lograr tomarse la revancha deportiva ante el primer conjunto que fue capaz de derrotar a los de Larraz en la primera vuelta, al que además se dejaría bastante tocado en las catacumbas del grupo.

Seis partidos faltan por jugarse en el CMF Almozara y deben escaparse cuantos menos puntos posibles. Al igual que sucediera al principio del curso, hay que intentar hacer una fortaleza y sumar cuanto más, mejor. Del éxito como local dependerá mucho cual será el puesto donde finalice el Ebro. El equipo está con moral tras haber tuteado al Badalona y al Lleida de manera consecutiva y, sobre todo, concienciado de la valía y lo que supondría ganar este domingo. Baja importante la de Víctor Bravo, lesionado entre semana, que será la única que presente el cuadro arlequinado.

Llega a tierras aragonesas el segundo peor visitante de la categoría. Números bastante pobres a domicilio del Hospitalet, que contabiliza dos triunfos (ante Eldense y Atlético Levante, último y penúltimo clasificados), un empate ante el Llagostera y el resto, nueve derrotas. A pesar de esta debilidad, bien estaría no confiarse ni un ápice, como ya se ha demostrado en otras ocasiones con las visitas de otros conjuntos que también estaban mal clasificados.

Meses de mucho movimiento, con numerosas entradas y salidas que se están viviendo en la entidad del Llobregat. Fichajes y cambios con la intención de modificar el rumbo de un equipo que lleva metido abajo desde el principio. Esta misma semana dimitía el que era el primer entrenador, Ismael García, por lo que en el banquillo de la Almozara se sentará el que hasta el momento era su segundo. El mercado de invierno también fue motivo de cambios, contabilizándose hasta seis nuevas incorporaciones y ocho jugaradores que abandonaron la disciplina.