Edu Navarro: "A veces echo de menos jugar, pero disfruto entrenando"

El exportero de equipos como el Huesca y el Numancia prepara ahora a los guardametas del Utebo y El Olivar. "Nunca es tarde para aprender", afirma y como ejemplo explica que "Juan Carlos Unzué mejoró mi juego de pies con 32 años".

Edu Navarro, junto a su hijo Marcos.
Edu Navarro, junto a su hijo Marcos.

Eduardo Navarro comenzó a parar balones en el colegio Miraflores. Tras su paso por el Stadium Venecia, fichó por el Stadium Casablanca. ¿Por qué eligió ser portero?

Porque mi hermano lo era y él fue quien me animó a ponerme bajo palos.

¿En qué equipos jugó tras acabar su etapa juvenil?

Fiché por el Figueruelas, ascendiendo a 2ªB ese año. Posteriormente firmé por el Binéfar. Jugamos en el grupo catalán y de ahí me llamó el Lleida, club que me hizo llegar al fútbol profesional, ya que ascendimos a 2ª división. Luego jugué en el Barbastro, también en la categoría de bronce. Defendí la portería del Huesca, ascendiendo también. De la capital oscense me fui al Numancia, donde estuve tres años. Volví a Aragón y me enrolé en las filas del Utebo, donde colgué los guantes.

Más bien los utiliza de forma diferente.

Eso es cierto. Aunque actualmente juego en el Veteranos Universidad, mi rol ha cambiado y estoy entrenando a los porteros del Utebo, de Tercera División, y coordino la preparación de los guardametas en El Olivar.

¿Qué le gusta más, preparar porteros o sentir la presión de jugar un partido?

Es distinto. Ahora disfruto mucho con mi labor, pero de vez en cuando echo de menos jugar a ese nivel.

¿Le gustaría dedicarse a ello profesionalmente?

La verdad es que me gusta mucho y por ello me he sacado este verano el carnet regional de entrenador de porteros. También el título de UEFA B, pero de momento no me veo llevando un equipo.

¿Qué personas le han marcado en su trayectoria?

El primer entrenador de porteros que tuve, Ángel Delgado me marcó mucho. También Paco Rúa, que me dio la oportunidad de debutar con el Figueruelas. Y Juan Carlos Unzué, que a mis 32 años me hizo mejorar mucho mi juego con el pie.

¿Cuál ha sido la clave de su éxito?

Me he cuidado mucho. Además de los entrenamientos con mi equipo, han sido muchas las horas que estiraba en el gimnasio y trabajaba con los fisios de los equipos en los que he estado. Además, siempre he buscado una alimentación e hidratación óptima. También tuve la suerte de no desaprovechar la oportunidad en el momento que llegué al nivel profesional. Y, por supuesto, mantener todas las temporadas la máxima ilusión.

¿Sigue el fútbol base?

Además de estar ligado al fútbol base de El Olivar, también lo sigo ya que mi hijo mayor, Marcos, ha comenzado a jugar este año en fútbol 8. Son partidos muy atractivos para el espectador.

¿Qué le falta a Aragón para que no salgan apenas jugadores profesionales?

Difícil respuesta. Es raro que con tantos jugadores y varios internacionales, luego pocos debuten a nivel profesional. Hay que pensar qué se está haciendo mal. Se tendría que ayudar de alguna forma a los clubes.