“¡Tú, a mi equipo!”

Son Miguel, Ismael, Adminson, Houtian, Michael, Joan y, desde hace muy poco, Óscar. Ellos siete forman a día de hoy la alineación del conjunto prebenjamín de El Gancho y, si finalmente el club decide comenzar la liga, ellos serán los que jugarán el primer partido el próximo 1 de octubre. Hasta aquí... nada llama la atención. O sí, si partimos de que la competición es de fútbol 8 y, como tal, son ocho los futbolistas de cada equipo que debería haber sobre el campo. Quedan, por tanto, menos de dos semanas para que el balón eche a rodar de manera oficial y la entidad verdinegra necesita incorporar a varios chicos para que El Gancho pueda tener representación en la categoría de los más bisoños del fútbol aragonés.

“Nos faltan un par o tres de jugadores para salir a competir con ciertas garantías”, indica Daniel Orte, coordinador de la entidad. Con uno más se daría por satisfecho el entrenador Toño Ibarzo, quien chocó de frente con el problema el pasado 1 de septiembre, fecha del primer entrenamiento de la temporada, cuando vio que solo cuatro chicos nacidos en 2009 o 2010 habían respondido a la llamada de El Gancho en la que solicitaba a futbolistas de todas las edades para completar sus equipos.

Hoy El Gancho cuenta con efectivos suficientes en todas sus escuadras a excepción del equipo prebenjamín y el reto pasa por que no sea la excepción. El pasado curso la falta de jugadores ya privó a la entidad de poner en competición un equipo en esa categoría, por eso los esfuerzos durante este verano se han centrado en que la situación no se repita. “Queremos tener un equipo por franja de edad y es fundamental que contemos con uno para los más pequeños para asentar los cimientos”, explica Orte.

Demasiados prejuicios

Tanto el entrenador como el coordinador deportivo coinciden en que conseguir que los chicos defiendan los colores del El Gancho cuesta más de lo que les gustaría. “Quizá haya unos prejuicios de entrada que la gente, una vez viene y conoce el club, se da cuenta de que no existen o no son ciertos. De hecho, aquí todo el que viene se queda porque ven que tratamos de educar a los niños en valores del deporte con el fin de ayudarles en el crecimiento y de que sean mejores personas”, asegura Orte.

De puertas a fuera mira más Ibarzo, quien opina que la dificultad de incorporar a futbolistas radica en un origen distinto: “El problema es que hay clubes que tienen tres o cuatro equipos prebenjamines o de escuelas solo por hacer caja. Eso perjudica a otros clubes como el nuestro y la Federación Aragonesa de Fútbol no debería permitirlo”.

Hasta el momento, en los tres amistosos que llevan disputados los pequeños de El Gancho, apoyados por dos niños benjamines, han rendido a buen nivel, aunque como deja claro su preparador, el resultado a estas edades no es lo fundamental. “En otros sitios echan a chicos de esta edad porque no los consideran válidos. Yo les digo a mis jugadores que siempre hay que salir a ganar; pero lo importante es que tengan claro unos valores de respeto, hacia los rivales y hacia ellos mismos”, argumenta Ibarzo.

Los esfuerzos para conseguir completar la plantilla no cesan. Todos y cada uno de los miembros que componen la familia de El Gancho utilizan todo lo que está al alcance para que los siete niños prebenjamines disfruten del fútbol esta temporada. Esa ilusión que irradian los propios niños la interioriza el propio Ibarzo. “Me dolería más a mí que a los chicos que al final se quedaran sin jugar, así que a una mala empezaríamos con siete”, concluye el técnico. Mientras, Miguel, Ismael, Adminson, Houtian, Michael, Joan y Óscar, como si estuvieran en el patio del colegio y tuvieran que escoger a los compañeros para la pachanga del recreo, claman al unísono: “¡Tú, a mi equipo!”.