Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Fallece por coronavirus la oscense Antonia Sanagustín, leyenda de la indumentaria aragonesa

'Antonieta', miembro de honor de la Academia de la Jota, tuvo un papel fundamental en la conservación y difusión de los trajes tradicionales. 

Antonia Sanagustín, una vida dedicada a la costura de trajes tradicionales, en una imagen de archivo.
Antonia Sanagustín, una vida dedicada a la costura de trajes tradicionales, en una imagen de archivo.
Álvaro Calvo

Antonia Sanagustín, 'Antonieta', como se la conocía en Huesca, una leyenda del mundo de la jota por su contribución a la conservación y divulgación de la indumentaria tradicional aragonesa, ha fallecido esta tarde en la capital oscense víctima del coronavirus. Tenía 96 años y vivía en la residencia de los Olivos. El pasado mes de enero fue nombrada  Académica de Honor de la Academia del Folclore y la Jota Aragonesa. 

Hace unos años, cuando todavía pudo disfrutar del homenaje, se le rindió tributo en el Centro de Arte y Naturaleza de Huesca por toda una vida dedica a la confección de prendas y trajes regionales. De sus manos han salido trajes de Ansó, Hecho, Jasa, Tena, Serrablo, Bielsa, Chistau, Ribagorza, así como de Fraga. 

Incluso la hermana mayor del rey Felipe VI, Elena de Borbón, lució en unas fiestas del Pilar cuando era niña un traje de ansotana hecho por ella que se pudo ver en las fotografías recuperadas con motivo de la proclamación de Don Felipe como Rey de España.

Cosía desde los 12 años a instancias de su madre. “No me gustaba mucho cuando empecé, pero mi madre, por decreto de ley, me mandó que lo hiciera. Prefería bordar, eso sí que me gustaba, para las mujeres que se iban a casar, que no todas nos hemos casado”, confesó de buen humor el día que se inauguró, en 2014, una exposición con sus trajes en la sede de Bantierra. Los confeccionó en su taller de la calle Ramiro el Monje, la Correría, con una vieja máquina Singer. 

Maríangel Buesa, también una apasionada de la indumentaria tradicional, recordaba tras conocer la noticia de su muerte que pasó la mayor parte de su vida "rodeada de telas, patrones, hilos, pasamanerías, todo aquello necesario para confeccionar con sus manos y con la ayuda de su primera y única máquina de coser, un incalculable número de prendas y trajes regionales, especialmente de la provincia de Huesca".

Antonieta llegó al mundo de la indumentaria tradicional de manera no premeditada, según Buesa, "en unos tiempos donde la posibilidad de documentarse, investigar y de tener acceso a un conocimiento de la materia adecuado y fiable era complicado". Seguramente su carácter luchador, dice, es "lo que le llevó a seguir adelante un día tras otro, a confeccionar prenda tras prenda, hasta hacerse con un patrimonio propio inmenso. Para mí fue un placer inmenso el tiempo que pasé con ella compartiendo algo realmente especial….. nuestra pasión por la indumentaria tradicional. Hoy se nos han ido un gran corazón y unas 'manos de bandera'".

También el jotero Roberto Ciria la recuerda por su contribución a la recuperación de la indumentaria tradicional. "Ella hizo mi primer traje, el que lucí con 4 años". De su importancia, ha dicho, da cuenta su ingreso como académica de honor. Como él, son muchos los bailadores y cantadores que visten sus prendas, miembros de grupos folclóricos o mairalesas de Huesca y reinas de las fiestas de muchos pueblos de la provincia.  Estaba muy presente cada año, a través de sus ropas, en la ofrenda de flores del 15 de agosto a San Lorenzo. Su contribución fue reconocida con la Parrilla de Oro del Ayuntamiento de Huesca en el año 2000.

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