Pere Espinosa y sus dos hijos, Oriol (con camiseta azul) y Arnau (con polo de rayas), supervivientes de la riada de Biescas en la que murió la madre, este viernes en el memorial.
R. GobantesDe izquierda a derecha, Jacobo Morlán, Teresa Maza y Luis Estáun, con el monumento en recuerdo a las víctimas y el edifico del campin, hoy clausurado, de fondo.
Rafael GobantesDe izquierda a derecha, Jacobo Morlán, Teresa Maza y Luis Estáun, con el monumento en recuerdo a las víctimas y el edifico del campin, hoy clausurado de fondo.
Rafael GobantesFoto tomada en el barranco de Betés, afluente del Arás. Muestra el brutal tamaño de los bloques transportados por la avenida hasta el campin.
José María García RuizUna de las presas rotas por la fuerza de la crecida. Al romperse, el agua arrastró los sedimentos allí depositados.
José María García RuizEsta imagen se tomó dos días después de la tragedia. Se ve el cono de deyección donde se asentaba el campin (la masa de árboles a la derecha) y el cauce artificial de comienzos del siglo XX parcialmente relleno de los sedimentos aportados por la avenida.
José María García RuizFlores en uno de los árboles donde se encontraba el campin de Biescas en el cuarto aniversario de la tragedia
José Miguel MarcoEl barranco de Aras en Biescas, donde se encontraba el campin, en el cuarto aniversario de la tragedia
José Miguel MarcoEl barranco de Aras en Biescas, donde se encontraba el campin, en el cuarto aniversario de la tragedia
José Miguel MarcoFamiliares de las victimas de la riada de Biescas colocan flores en uno de los árboles del campin un año después de la tragedia
Luis CorreasFamiliares de una de las víctimas acuden a identificar el cuerpo al Palacio de Hielo de Jaca
Rafael GobantesOperaciones de rescate de víctimas durante la noche. En la imagen, un Guardia Civil lleva en brazos a una niña
Luis CorreasLos campistas se reúnen en Biescas como homenaje al pueblo por su gran comportamiento durante la riada
Soledad CampoMiles de oscenses en la manifestación en solidaridad con las víctimas durante las fiestas de San Lorenzo de ese año.
Javier Blasco