¿Qué preocupa este año a los aragoneses?

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Los ciudadanos han perdido el miedo a enfermar por la covidgracias a la vacunación masiva Y SUS EXPECTATIVAS SE CENTRAN EN QUE SE ASIENTE LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL. Su optimismo es claro pese a que la coyuntura se ha empezado a torcer

El panorama que afronta Aragón en 2022 tiene poco que ver con el de hace un año. La vacunación masiva ha permitido retomar una cierta normalidad en la vida diaria y asentar las bases para la recuperación económica y social, ya sin las severas restricciones provocadas por una pandemia que tensionó casi hasta el límite el sistema sanitario. Esta nueva realidad se ha hecho notar en la encuesta de A+M para HERALDO sobre las perspectivas para los próximos meses y las principales preocupaciones de la sociedad, realizada en las dos primeras semanas de noviembre, pese a que entonces se empezó a registrar una nueva ola de contagios, la séptima, sin alcanzar los ingresos hospitalarios previos.

Si hace un año la segunda preocupación era el temor a contagiarse y a enfermar por culpa de la covid, ahora ha caído a la decimocuarta posición. Y esto solo se puede explicar por la protección que han supuesto las vacunas que se empezaron a administrar en las pasadas Navidades.

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El cierre anticipado de bares y restaurantes decretado en Aragón en noviembre de 2020 pesó entonces en la valoración de los ciudadanos, dado que el 19,4% aludió al «desastre de la hostelería» y se posicionó entre las principales preocupaciones. Los establecimientos han retomado con fuerza la actividad y los cerca de 30.000 trabajadores afectados por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) volvieron a trabajar, por lo que la marcha de la hostelería, que mueve unos 3.000 millones de euros al año, ha dejado de ser un problema para el imaginario colectivo. Así lo atestigua el hecho de que aparezca en penúltima posición, solo citado por el 4,8% de los aragoneses.

Una evolución parecida ha tenido la preocupación por otro de los sectores más castigados por la pandemia, el del turismo. De no poder viajar y estar la mayoría de los establecimientos hoteleros cerrados o trabajando bajo mínimos a cosechar el pasado verano un récord histórico de visitantes en Aragón gracias al tirón nacional.

El repunte económico es una realidad y la tasa de paro de la Comunidad está por debajo de la media nacional. El optimismo es mayoritario, dado que el 50,2% considera que la recuperación será «bastante rápida» y cuajará en un plazo de seis meses a un año, mientras un 10,4% estima que se hará efectivo en el primer semestre. Mientras, un 30% cree que será lenta o muy lenta y se podría alargar hasta más de tres años.

Pese al ‘shock’ que supuso el confinamiento y las restricciones a la movilidad, los aragoneses están convencidos de forma generalizada de que todo volverá a ser como antes. Casi el 41% opina que se volverá a «vivir igual que antes» y otro 31,6% estima que los cambios se limitarán a «pequeños hábitos». Solo un 15,1% está convencido de que los cambios tras la crisis vivida serán «muy importantes» y otro 7,9% piensa directamente que «nada volverá a ser igual».

Eso sí, cuando se pregunta hasta qué punto han cambiado sus hábitos de vida, la percepción es distinta pese a estar directamente relacionada: más de un tercio reconoce que se han modificado totalmente, un 18,4% señala que «muchas cosas» y un 15,7%, «bastantes», mientras que el bloque de los que indican que «algo» o «nada» suponen otro 29,9%.

La división es importante a la hora de valorar el impacto de la crisis vivida sobre la economía personal y familiar. Aunque el 37% reconoce que le ha afectado poco y únicamente ha tenido que cambiar algunos hábitos y otro 15,5% admite que no le ha supuesto «nada», la consecuencias de la pandemia son importantes para un número sustancial. El 35,3% confiesa que ha tenido que reducir muchas compras y gastos y un 9,9% lamenta directamente que no llega a final de mes por la reducción de ingresos.

Esto tiene su traslación a la hora de valorar las principales preocupaciones, de nuevo presididas por las de índole económica. La incertidumbre por el futuro es la primera de todas, seguida por la posibilidad de afrontar una vida distinta, pero enseguida aparecen la economía y el miedo a perder el empleo, que son recurrentes no solo por temerlo en clave personal sino por poder afectar igualmente a familiares y amigos.

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De hecho, cuando se les pide que hagan un pronóstico sobre 2022, casi una cuarta parte habla de crisis económica, un 19,9% se refiere a la inflación y a la subida de precios, otro 10,8% teme que la recuperación sea lenta y un 9,7% lamenta el incremento de la pobreza y las desigualdades.

Sin embargo, la mayoría de los aragoneses que trabajan, un 55,1%, están convencidos de que esta crisis no les afectará a lo largo del próximo año y es minoritario el porcentaje de los que creen que pueden perder su empleo, un 15,9% entre los que consideran que hay bastantes o muchas posibilidades o los que estiman que será con total seguridad.

Sorprende que irrumpa como quinta preocupación la posibilidad de un apagón energético, aunque el 92,8% reconoce que no ha tomado ni piensa tomar ninguna medida en previsión de que pueda ocurrir. Este temor es compartido a nivel nacional, ya que a principios de noviembre se desató con furor la compra de hornillos y linternas, como ocurrió con la lejía y el papel higiénico al principio de la pandemia. Tal vez se debió a un ‘contagio’ por las informaciones sobre Austria, cuyo gobierno llegó a anunciar entonces el riesgo de un gran apagón en el país e hizo un llamamiento a la población para prepararse.

Ficha técnica

Ámbito: Aragón. Universo: Residentes mayores de 14 años. Muestra: 2.000 Unidades. Método: Entrevista ‘’on line’ y telefónica. Muestreo: Aleatorio simple para el elem. muestral con cuotas de sexo-edad. Nivel de confianza: 95,5 % Siendo P=Q=0,5. Margen de error: +/- 2,23 %. Fecha: Del 2 al 10 de noviembre de 2021. Realización: A+M.

Y todavía llama más la atención porque cuando se pregunta por la probabilidad de que haya un fallo en el suministro energético, de forma mayoritaria se responde que es poco probable (56,9%) o nada probable (15,5%). Además, el 89,1% tampoco ha tomado o piensa tomar medidas.

Los aragoneses no están satisfechos con la cobertura sanitaria durante el último año en el escalón más básico, la Atención Primaria. Dos de cada tres encuestados (el 68,1%) estima que el déficit en los centros de salud es bastante o muy importante.

Tampoco sale bien parado el sistema educativo, aunque en esta cuestión son minoría los que piensan que el déficit es bastante o muy importante (entre un 37,8% y un 46,3%, según el tramo de estudios) frente a los que estiman que es poco o nada importante (entre un 47,3% y un 52,9%).

Y sobre el futuro que le depara a los jóvenes no hay dudas: el 78,5% opina que vivirán peor que sus padres, el 76,6% está convencido de que se verán obligados a trabajar «en lo que puedan» y otro 80,1% entiende que dependen demasiado de la familia. Además, consideran que el Gobierno de Aragón no les presta atención (el 83,1%).

Suspenso a la gestión de los gobiernos

La encuesta evidencia que ha aumentado el «descrédito político», mencionado por casi el 13% de los encuestados y que se ha convertido en la sexta preocupación. Al mismo tiempo, los aragoneses que suspenden la gestión de los gobiernos autonómico y central. Así, el 54,1% asegura que está «bastante o muy en desacuerdo» con las decisiones adoptadas a lo largo del último año por el Ejecutivo de Javier Lambán, mientras la valoración es mucho peor cuando se trata del de Pedro Sánchez, ya que el porcentaje se dispara once puntos.

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