Un petrolero llamado Zaragoza

Se cumplen 50 años de la botadura en la ría de Bilbao del mayor buque construido hasta entonces en España


Un acontecimiento histórico

En la tarde del 28 de febrero de 1968, la ría de Bilbao se preparaba para acoger un acontecimiento histórico: la botadura del Zaragoza, el mayor buque construido hasta la fecha en Vizcaya, y uno de los más grandes de la flota de navíos españoles de este tipo. No era la primera vez que una embarcación llevaba un nombre aragonés. Anteriormente, otros barcos ya habían sido bautizados con topónimos como Mequinenza, Escatrón, Ciudad de Huesca, Ciudad de Teruel, Ciudad de Zaragoza, Ribagorzana o Aragón.

El Zaragoza se armó en la grada número uno de la factoría de Sestao de la Sociedad Española de Construcción Naval y fue destinado a la Compañía Española de Petróleos (Cepsa). Se trataba de uno de los tres mayores buques fabricados hasta ese momento en España. Otros dos barcos iguales se habían botado con anterioridad en El Ferrol y en Cádiz pero de los tres, el Zaragoza era el único que estaba prácticamente acabado el día de su botadura, con el motor propulsor, las calderas, tuberías de carga, motores auxiliares, maquinaria de cubierta y otros elementos auxiliares ya instalados a bordo cuando entró por primera vez en el agua.

La ceremonia inaugural congregó a numeroso público, expectante ante la difícil maniobra de poner a flote semejante mastodonte. En el momento de la botadura, el buque tendría un peso de unas 19.000 toneladas y al deslizarse por la grada hacia la ría alcanzaría una velocidad de cinco metros por segundo, unos 18 kilómetros por hora.

Sus medidas eran de récord: 252 metros de eslora, con una eslora total de 265; una manga de trazado de 39 metros, un peso muerto de 97.350 toneladas y una capacidad de los tanques de carga de 126.646 metros cúbicos. Podía desarrollar una velocidad de 16 nudos con una autonomía de 15.000 millas. Tenía capacidad para 53 tripulantes y estaba valorado en 786 millones de pesetas.

Entre las autoridades que asistieron al acto se encontraba el alcalde de Zaragoza, Cesáreo Alierta, quien ofreció al nuevo buque una imagen de la Virgen del Pilar. “Estoy sumamente agradecido tanto a la empresa constructora como a la armadora por haber tenido estas la gentileza de poner a este gran petrolero el nombre de la ciudad cuya alcaldía presido. Es un orgullo para todos los zaragozanos y un motivo más para aumentar los tradicionales lazos de amistad que unen a Bilbao y a Zaragoza”, declaró tras la botadura.

De Sestao al Golfo Pérsico

El petrolero Zaragoza comenzó a construirse el 16 de marzo de 1967 “con la puesta en grada del primer bloque de la quilla. Su botadura tuvo el lugar al año siguiente, en una ceremonia que amadrinó Carmen Jaúdenes de Villalonga, esposa del presidente de Cepsa”, explica el periodista e historiador Juan Carlos Díaz Lorenzo, autor de varias publicaciones relacionadas con el mundo de la mar y los barcos.

Unos meses después de su botadura oficial “se efectuaron pruebas de mar oficiales en aguas de la bahía de Cádiz el 1 de junio y tras su entrega a Cepsa, el 9 de julio, tuvo una colisión con otro petrolero, el Campodarro, a dos millas al sureste de Punta Europa, a causa de la niebla. El Zaragoza apenas sufrió daños y continuó viaje pero el Campodarro tuvo que dirigirse a Cádiz para reparar las averías sufridas”, recoge Díaz Lorenzo en sus textos.

El 26 de julio el buque arribó por primera vez al puerto de Santa Cruz de Tenerife procedente de Sidón (Líbano) con un cargamento de 95.000 toneladas de crudo. Pero no todo eran tanques y maquinaria en este gigante de los mares. Además de los camarotes y salones para la tripulación, contaba con una piscina a bordo, una biblioteca y una capilla en la que se había colocado en el fondo del altar una panorámica del templo del Pilar, con un pequeño nicho ladeado donde se guardaba una imagen de la Virgen del Pilar.

Sin embargo, este navío se vio afectado por varias averías a lo largo de sus años de servicio: “Durante 12 años navegó con la contraseña de Cepsa y tuvo frecuentes problemas en el motor principal, así como en los automatismos, que eran de primera generación y dieron muchos quebraderos de cabeza”, relata Díaz Lorenzo.

El Zaragoza realizó varios viajes desde el Golfo Pérsico a Australia -en uno de los cuales perdieron la vida dos tripulantes- y del Golfo Pérsico a Filadelfia por el Cabo de Buena Esperanza. El 9 de mayo, siendo su capitán Tomás González Sánchez-Araña, el Zaragoza arribó al puerto de Barcelona, donde fue entregado a la compañía saudita As Zafina Co. El nombre de la capital aragonesa sería sustituido por el de Zafina Saudia.

En su nueva etapa, el buque navegó por el Golfo Pérsico durante un tiempo pero aquella empresa no llegaría a buen puerto. En septiembre de 1982, el petrolero se vendió para desguace tras un incendio que descartó cualquier posibilidad de reconstrucción y el 6 de noviembre de aquel año fue llevado a Gadani Beach, en Pakistán, donde fue desmantelado. Allí terminó para siempre la historia del petrolero llamado Zaragoza.

El petrolero Zaragoza, en el No-Do

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Barcos con estela aragonesa

El petrolero botado en 1968 en Sestao no fue el primero en llevar el nombre de Zaragoza en la historia de Cepsa, tal y como señala Díaz Lorenzo en un artículo publicado en su página ‘Puente de mando’: “El primero navegó entre 1944 y 1960 y era un barco de turbinas, de 10.000 toneladas de carga. Había sido construido en 1921 en los astilleros Ansaldo (Italia) con el nombre de Volsinio. Rebautizado Formia y Pagao, en 1940 fue hundido intencionadamente en la bahía de Algeciras para evitar su apresamiento por los aliados”.

El primer Zaragoza fue “reflotado a finales de 1942 y reparado en los astilleros de Matagorda, en junio de 1944 entró de nuevo en servicio –capitán, Pedro Aldamiz Echevarría– y aunque fue un barco de escaso rendimiento con frecuentes averías e inmovilizaciones, contribuyó al suministro de la refinería tinerfeña en los difíciles años de la II Guerra Mundial y la dura posguerra”, añade.

Y también hubo un tercero. En 1983, la sociedad panameña llamada Wayland S. A. vinculada a CEPSA, estrenó un buque que recibió el nombre de Zaragoza. Fue construido en Nagasaki (Japón), abanderado en Panamá y fletado a CEPSA por un periodo de diez años. “Puesto a flote el 15 de julio de 1983, el 24 de noviembre del citado año zarpó de Nagasaki en su primer viaje con escalas en Singapore y Jeddah y, vía canal de Suez, arribó a Boston (EE. UU.) donde descargó su primer flete. Iba, entonces, al mando del capitán Vicente Pérez Amado y su primer jefe de máquinas, Ernesto Monterrubio”, cuenta Díaz Lorenzo.

A finales de los 80, cuando Cepsa decidió desprenderse de su flota, “los petroleros dedicados al transporte de crudo pasaron a la contraseña de Naviera Maersk España, entre ellos el Zaragoza, y antepusieron el prefijo Maersk a sus respectivos nombres. Los cascos fueron pintados con el característico color azul y la superestructura de color crema y así transcurrieron otros dos años, hasta que en diciembre de 1990 el buque Zaragoza fue vendido a la compañía italiana D’ Amico y rebautizado Mare Oriens, apunta.

Pasó cerca de 13 años navegando como petrolero “para el suministro de crudo a la refinería de Génova. En septiembre de 2003 fue vendido a la compañía china Hebei Ocean Shipping (Hosco) y abanderado en Hong Kong con el nuevo nombre de Hebei Rainbow. Tras una etapa de ocho años dedicado a tráficos internacionales acabó finalmente desguazado”, concluye Díaz Lorenzo.

La compañía naviera Transmediterránea tuvo en su flota tres barcos muy aragoneses: el Ciudad de Zaragoza, Ciudad de Huesca y Ciudad de Teruel. Lo dos últimos fueron construidos en Vigo en 1954 y 1955, respectivamente. Navegaron entre Málaga, Melilla y Canarias e, inicialmente, habían sido proyectados para los servicios intercoloniales de Guinea, aunque nunca llegaron a navegar allí.

Díaz Lorenzo señala que también existió un vapor llamado Aragón, desde 1917 hasta la década de los 40 que “fue uno de los barcos fundacionales de Transmediterránea”. El periodista conoce bien esta materia en su calidad de comisario de la exposición del centenario de Transmediterránea e historiador de esta compañía.

Uno de los mayores petroleros construidos en los años 70 también recibió el nombre de Aragón. Se armó en los astilleros de Cádiz para la compañía Fletamentos Marítimos, conocida como Marflet, y entres sus características principales destacaba una eslora de 326 metros y sus 236.000 toneladas de peso muerto.

Textos: Pedro Zapater

Fotografías: Archivo Díaz Lorenzo y Sestao en el recuerdo

Diseño y programación: R. Torres