ECONOMÍA: Sombras de incertidumbre en una recuperación en marcha

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La economía ha vuelto a crecer tras la crisis provocada por la pandemia, pero la subida de los precios de la luz y de las materias primas y los problemas de suministros de piezas han frenado su ritmo deseado. Pese a todo, 2022 genera un moderado optimismo

El año 2021 comenzó con la esperanza de que el proceso de vacunación iniciado unos días antes de concluir 2020 ayudaría a despejar las incertidumbres que se cernían sobre las posibilidades de recuperación económica tras la crisis vivida como consecuencia de la pandemia. El virus aún campaba a sus anchas y para frenar su expansión estaban en marcha aún restricciones que frenaban el normal desarrollo de muchos negocios. Y aunque la vacunación fue bien, quizás mucho mejor de lo esperado – lo que nos permitió llegar al verano con muy buenas expectativas, esas que los economistas siempre dicen que son más determinantes para el futuro que los datos macroeconómicos–, los rebrotes de la covid-19 registrados y las medidas para contenerlos hicieron reducir los buenos augurios de recuperación.

En abril, Ibercaja aún recogía entre sus previsiones que Aragón crecería en 2021 un 7,4%, frente al 6,5% de la media española, entre otras cosas porque la recuperación de la actividad industrial, que tanto peso tiene en la Comunidad, superaba con creces a la del sector servicios, afectado aún por restricciones para combatir la expansión del virus.

Para el mes de julio, todas las previsiones de crecimiento publicadas hablaban de importantes incrementos del producto interior bruto (PIB), si bien rebajando esas dosis de euforia generadas por un avance de la vacunación que incluso se notó en las cotizaciones bursátiles de compañías cuya actividad dependía mucho de la evolución de la pandemia. A las ganancias de farmacéuticas y biotecnológicas se sumaron las de firmas de hoteles, aerolíneas y otras vinculadas al sector turístico.

El boletín de coyuntura económica que elabora la Fundación Basilio Paraíso de la Cámara de Comercio de Zaragoza rebajó en julio la estimación de crecimiento del 7,45% que tenía para Aragón en 2021 al 5,6%. «El agujero económico de 2020 originado por la covid-19 da visos de empezar a recuperarse tanto en Aragón como en España, aunque parece que su superación va a tardar más tiempo del que se podía esperar», apuntaba. Marcos Sanso, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza, señaló que en la ralentización del crecimiento influían los problemas por los que atravesaban sectores negativamente afectados por la pandemia, como la hostelería, parte del comercio, el ocio y el transporte.

De solventarse la crisis de suministros, la industria mejorará sus números, como otros sectores pujantes en Aragón

En la ralentización del crecimiento de la economía previsto al comenzar el año afectó, ya desde febrero, una crisis de suministro de piezas procedentes de Asia cuyo alcance real se desconocía entonces. Los parones por la falta de semiconductores fabricados en países asiáticos en la planta de Opel España en Figueruelas, del grupo Stellantis, anunciaban tiempos mucho menos halagüeños de lo previsto. El récord de producción de vehículos en la factoría aragonesa, anunciado para 2020 pero no conseguido por la pandemia, tampoco se conseguiría este 2021 por una crisis casuada por el desajuste en el tráfico de mercancías entre continentes iniciado con la aparición de la covid-19 en diferentes puntos del mundo en momentos distintos y no corregido aún al día de hoy. Aragón, que crecería más que la media española por el peso específico de sus empresas industriales, acabaría registrando peores números precisamente por esa misma situación. Las afecciones de la crisis de suministros, unida al encarecimiento salvaje de los precios de la electricidad y la carencia de materias primas, han acabado por pasarnos factura.

A la vuelta del verano, todas las previsiones realizadas meses atrás empezaron a recortarse, tanto para Aragón como para España como país. Lo hizo el Servicio de Estudios del BBVA, al igual que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef). El catedrático Marcos Sanso asumía que tendrían que hacerlo en el informe de coyuntura de la Fundación Basilio Paraíso. Ibercaja redujo casi tres décimas su estimación de incremento del PIB aragonés hasta el 4,6% en 2021, si bien elevaba la de 2022 al 7,4%, es decir, que posponía la plena recuperación al año siguiente.

En la entidad financiera aragonesa insistían al dar cuenta de estas estimaciones recientemente en que la evolución de la economía va en positivo ya, que la crisis causada por la covid-19 se va superando y que estos nubarrones que tenemos ahora en el horizonte son coyunturales, tal y como apuntó también en una entrevista con este diario semanas atrás su consejero delegado, Víctor Iglesias. «Lo importante es la tendencia, y la tendencia es de recuperación», insistió ante la prensa a finales de noviembre Enrique Barbero, director de Comunicación y Relaciones Institucionales del banco.

Opel e Ibercaja, protagonistas en 2022

Los analistas de la actividad económica aragonesa apuntan a un 2022 en el que la actividad debe consolidarse, siempre que la pandemia no vaya a más y no surjan hechos inesperados, los denominados ‘cisnes negros’.En el nuevo ejercicio están llamados a tener cierto protagonismo nombres propios de la Comunidad como Opel España, fabricante de automóviles de Figueruelas del grupo Stellantis, y no solo por tratarse de la primera empresa por facturación o por su situación ante la crisis de suministro de chips semiconductores procedentes de países asiáticos. Más allá de todo eso, en los primeros meses del año se espera que haya noticias que afectarán decisivamente al futuro de la factoría aragonesa. Stellantis prevé anunciar más pronto que tarde el o los modelos que podrán sustituir a los SUVo ‘todocaminos’ que se ensamblan en Zaragoza, el Opel Crossland y el Citroën C3 Aircross, aunque estos seguirán en la línea de montaje hasta 2023. Se habla de un modelo eléctrico de Peugeot, pero las decisiones de las multinacionales nunca pueden darse por cerradas hasta que no se anuncian. El Corsa, mientras tanto, aún tendrá más continuidad.Otro protagonista del año será Ibercaja, cuya salida a bolsa está prevista para el primer semestre del año, según confirmó a este diario semanas atrás Víctor Iglesias, consejero delegado de la entidad bancaria.

Barbero considera que parte del retraso de ese ritmo de recuperación deseado puede atribuirse a las decisiones de las empresas de posponer decisiones de inversión. «La inversión empresarial es la gran rezagada en esta recuperación», indicó antes de advertir sobre los efectos de esa incertidumbre causada por las dudas en torno al fin de la pandemia, a los cambios del mercado energético y al retraso de los fondos europeos Next Generation. A diferencia de la crisis anterior, la que siguió al ‘crack’ del sector inmobiliario de 2008 y los años siguientes, el crédito bancario no ha sido en esta ocasión un problema, ya que todas las entidades están ofreciendo financiación, dijo también.

En cuanto a la actividad empresarial aragonesa, la situación es desigual en función del sector, pero los resultados constatan que 2021 fue un año mucho más positivo que el anterior. La industria, el gran motor, se ha visto más afectada por problemas surgidos en el ámbito internacional (crisis de suministros, precios de las materias primas) y del nacional (encarecimiento de la luz), pero la potencia exportadora obtenida tras la crisis económica anterior ha ayudado a fortalecer los balances de una forma muy importante. En todo caso, la fábrica de Stellantis en Zaragoza ha podido cerrar el año con el convencimiento de que la situación mejorará en 2022 al anunciar que recuperará desde el próximo 30 de enero el turno de noche en la planta suspendido en octubre pasado, aunque de momento solo para la línea 2, en la que se ensambla el Corsa. Una decisión que permite constatar que el problema de suministros se va solventando y, por otro lado, que el modelo más emblemático de la factoría de Figueruelas se está vendiendo bien y tiene muchos pedidos pendientes. La versión eléctrica de este coche, hay que subrayar, no va del todo mal en el mercado.

En cuanto a otros sectores, las grandes locomotoras de la economía aragonesa trabajan a buen ritmo. Lo hace el grupo familiar Saica, fabricante de papel para cartón ondulado que crece positivamente tanto por su actividad diaria –la demanda de cajas ha aumentado después de la pandemia– como por los planes de crecimiento que tiene más allá de nuestras fronteras, entre ellos la construcción de una fábrica nueva en Ohio (Estados Unidos). Crece también, por otro lado, el trabajo que el grupo que preside Ramón Alejandro realiza en el ámbito del reciclaje y de la economía circular para empresas de todo tipo en varios puntos de España.

BSHElectrodomésticos, el grupo que incluye a la marca aragonesa Balay, también sigue ejerciendo como empresa tractora en Aragón, lo mismo que hacen de modo creciente empresas del ámbito farmacéutico y la salud, las de energías renovables o las del vinculado a las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), firmas como Hiberus, Inycom, NTT Data y el grupo Integra.

Mención aparte merece el sector agroalimentario, que no ha dejado de crecer en la comunidad autónoma con una diversificación que hace muy bien tanto a la economía regional como a la vertebración de su territorio gracias a su actividad en el medio rural. El sector cárnico se ha fortalecido en los últimos años con unos registros de crecimiento más que exponenciales, no hay más que ver la positiva evolución de los números de empresas como el Grupo Jorge, Costa, Fribin, Arcoíris, Mazana y otros muchos para constatar su fortaleza.

LA ECONOMÍA ESPAÑOLA

En el contexto nacional, la crisis económica vivida como consecuencia de la pandemia se ha hecho notar más en las regiones con un porcentaje mayor centrado en el sector servicios, sobre todo en el turismo. Es por ello que hay registros de desplomes del PIB muy preocupantes en las islas, tanto las Baleares como las Canarias, y en las comunidades con playas. Los meses de verano, no obstante, todas esas regiones obtuvieron excelentes resultados con la llegada masiva de visitantes, sobre todo nacionales que no se atrevieron a viajar fuera de España pero sí quisieron hacerlo dentro.

Sin embargo, los males mencionados antes para Aragón se perciben asimismo en España como país, de tal forma que la economía nacional crecerá menos de lo esperado al verse afectada por los elevadísimos precios de la electricidad, la crisis de suministros y materias primas y la falta de competitividad de muchas empresas.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha rebajado recientemente las previsiones de crecimiento para España este año del 6,8% al 4,5% y en 2022 del 6,6% al 5,5%, siguiendo así la estela de otras instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que lo redujo al 5,7%; la Comisión Europea (al 4,6%), y el BBVA (al 5,2%), mientras el Gobierno de Pedro Sánchez mantiene el 6,5%.

Curiosamente, en esta ocasión el empleo se ha recuperado mejor que la economía, hasta el punto de que en términos de mercado laboral se puede considerar que ya estamos en niveles prepandemia, mientras que en lo que se refiere al PIB habrá que esperar quizás hasta 2023 para volver a los números de 2019. En ello ha influido la aplicación masiva de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), que ha evitado la pérdida de muchos puestos de trabajo, sin olvidar que la situación no es idílica si tenemos en cuenta el elevado grado de precariedad.

A pesar de los nubarrones que tenemos en el horizonte y que la covid-19 sigue haciendo estragos, la tendencia general de la economía es de recuperación y es así como estrenamos el nuevo ejercicio 2022.