Goya en HERALDO (i)

EL ARTISTA, EN HERALDO DE ARAGÓN

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Este periódico ha celebrado al gran pintor desde su misma existencia como diario. Algo de lo mucho dicho en las páginas de HERALDO se recoge en una serie orquestada por Juan Domínguez Lasierra que aquí reproducimos:

El primer centenario
de la muerte de Goya

El 275 aniversario del nacimiento de Goya se cumple cuando HERALDO DE ARAGÓN se encuentra celebrando los 125 de su fundación. Van unidos los aniversarios de Goya y nuestro HERALDO. En el 250 aniversario del nacimiento de Goya nuestro periódico celebraba su centenario. Y así ha sido a lo largo de la historia heraldista.

¿Cuál ha sido la presencia de Goya, el aragonés universal por excelencia, en este siglo largo de periodismo realizado por HERALDO? Es lo que aquí queremos responder, en un repaso que obligadamente tiene que ser general, de grandes rasgos. Ante todo hay que decir que sobre Goya se han escrito ríos de tinta, y de un modo constante, desde los primeros tiempos del periódico hasta nuestros días. Goya es, sin duda, la figura aragonesa sobre la que más se ha escrito, la que más espacios ha llenado el centenario rotativo, muy por encima de cualesquiera otras ilustres figuras aragonesas como un Ramón y Cajal, un Buñuel o un Sender. Solo Joaquín Costa podría parangonarse con la atención prestada al genio de Fuendetodos en las páginas de este periódico.

Ese volumen de referencias goyescas hemos intentado afrontarlo a través de diversos apartados. En primer lugar, la celebración de los aniversarios de Goya (Fuendetodos, 30 de marzo de 1746/ Burdeos, 16 de abril de 1828): el centenario de la muerte del pintor en 1928; el segundo centenario del nacimiento, en 1946; y el 150 aniversario de su muerte, en 1978, tres fechas que dieron motivo a numerosas celebraciones y a una especial dedicación informativa de HERALDO. En segundo lugar, con una aproximación a los que llamamos los goyistas del HERALDO, aquellos autores que más se han destacado por su entrega al tema goyesco y que acoge, especialmente, y sin que olvidemos por ello otras firmas, los nombres de Valenzuela La Rosa, Ricardo del Arco, José Camón Aznar, Julián Gállego y el matrimonio Barboza-Grasa, en tiempos ya más recientes.

Paisano y universal

Otros hilos conductores para este repaso de la presencia goyesca en HERALDO han sido los números extraordinarios del día del Pilar, cobijo de numerosas colaboraciones de tema regional, y el suplemento cultural ‘Artes y Letras’.

Junto a todo ello, el seguimiento, en estos últimos 25 años, de unos contenidos informativos que han subrayado la figura de Goya a través de exposiciones, publicaciones, compras, restauraciones, atribuciones polémicas, etc. Como cierre, la celebración este año del 275 aniversario de su nacimiento, pródigo, como lo fue en efemérides anteriores, en noticias y comentarios. En resumen, un acercamiento a la figura y la obra de Goya a través de las páginas de un diario aragonés que ha superado ya sus 125 años de servicio a los lectores y que ha sido especialmente sensible a la trascendencia de un artista universal y paisano.

El 1 de enero de 1928, es decir el día primero de un año en que se conmemoraba el centenario de la muerte de Goya, HERALDO DE ARAGÓN, en la pluma de José Valenzuela La Rosa, ya se ocupaba del tema. En un artículo muy crítico desde su título, ‘Goya sigue en el sótano’, el que fuera director del periódico y excelente crítico de arte se quejaba de que la sala dedicada a Francisco de Goya -y a los maestros de su tiempo- en el Museo del Prado se había centrado en la pintura más negra y macabra y había olvidado al Goya vitalista, el de los tapices, el de las «vibrantes y regocijadas escenas llenas de color, de movimiento y de vida».

Pero no es este aspecto de su crítica el que ahora aquí nos interesa, sino el subrayar cómo ya desde un primer momento HERALDO DE ARAGÓN se ocupó en aquel 1928 de la conmemoración goyesca. «Este año será el año de Goya -comenzaba escribiendo Valenzuela La Rosa-. El nombre del gran pintor aragonés estará en todos los labios, aunque no sean sinceras todas las admiraciones. El Centenario se ha preparado con estrépito y esto bastará para que el gran público, poco hecho a este género de homenajes, se deje arrastrar por la corriente de una moda circunstancial».

Primera página dedicada a Goya el 17 de abril de 1928.
Primera página dedicada a Goya el 17 de abril de 1928.
Heraldo.es

'Los hombres de Aragón'

Valenzuela La Rosa, claro está, quería homenajes verdaderos, sinceros, no sujetos a modas y circunstancias, y él mismo había sido ejemplo de dedicación al pintor en las páginas de HERALDO. Precisamente, uno de los primeros comentarios que recogemos sobre Goya en nuestras páginas es el que Valenzuela firma, un 20 de febrero de 1911, anteponiendo al nombre de Goya el genérico y expresivo ‘Los hombres de Aragón’. Goya, hombre de Aragón, Goya ejemplo de hombre aragonés. Es el primero de otros muchos: ‘La obra de Goya’, ‘Goya en el destierro’, pero sobre todo su amplia serie sobre los personajes de Goya, publicada a lo largo de 1927 como anticipo al centenario goyesco: duquesa de Alba, Carlos IV, Pedro Romero, reina María Luisa, Francisco Bayeu, Jovellanos, la mujer de Goya, Costillares, Guillemardet, Floridablanca, Wellington, Godoy, Palafox, Meléndez Valdés, la maja desnuda...

El centenario, estaba claro, no cogía desprevenidos a los heraldistas, ni tampoco querían constreñir las efemérides a las páginas especiales de un día. De ahí que el aniversario se celebrase a lo largo de todo el año con numerosas colaboraciones en torno al pintor. Una actitud que quedaba bien patente en el comentario que el martes 17 de abril, un día después de la fecha del aniversario -los lunes no había periódico-, abría la primera página. A todo lo ancho de su formato, el diario titulaba: ‘Homenaje a la memoria de un genial pintor aragonés. Ayer dieron comienzo en Zaragoza las fiestas del centenario’. Y como subtítulos: ‘El pintor de todos; La juventud de Goya; Funerales en el Pilar; Se inaugura en el nuevo parque el Rincón de Goya; Los fuegos goyescos; La exposición de Pinturas de Goya y objetos artísticos de su época, organizada por la Academia de San Luis...’. Es decir, un sumario de lo que contenía aquel número del aniversario.

"Obligados a realzarlo

Pero íbamos al comentario prologal, en el que se leía: «Ayer, día 16, se cumplió el primer Centenario de la muerte del pintor aragonés don Francisco de Goya y Lucientes. En el mundo entero se rinde el debido homenaje a su memoria. La Prensa recoge con encomio la obra del inmortal artista y a ella dedica páginas sin tasar espacio a tan gloriosa actualidad. Viene el HERALDO propagándola con entusiasmo desde hace dos años. En estas columnas, siempre abiertas a fines de tan elevada significación, se han recogido con amor cuanto hacía referencia a Goya, y artículos e informaciones literarias y gráficas aparecieron con cuidadosa frecuencia para ilustrar al gran público y renovar la atención de todos hacia la figura y obra de aquel luminoso genio. La presente semana se ha consagrado a la conmemoración de su centenario. Como españoles y como aragoneses venimos obligados a realzarlo; desde su posición, el HERALDO contribuirá con su esfuerzo reseñando minuciosamente, como hoy se hace, los actos del programa en que se desenvuelve. Dejamos esto consignado a modo de explicación a nuestros lectores del hecho de no limitarnos a la edición de un número extraordinario, pues de Goya, de su Centenario y de sus obras, venimos y seguiremos hablando sin fijar al tema más límite que el de su dilatada actualidad».

En efecto, los artículos e informaciones sobre Goya habían menudeado desde hacía tiempo, y firmas como las de Ricardo del Arco -que escribía del tema desde 1915, y que incluso ya en febrero de 1926, hablaba del centenario ofreciendo una «ideica ajena»-, Florencio Jardiel, Fernando Soteras, Eduardo Ruiz de Velasco, Roberto Castrovido, Manuel Lambarri, José Sánchez Rojas, Ventura Bagüés o Miguel Adellac habían ido sembrando la atención goyesca y preparando el centenario.

«Todo es 'Goyesco' estos días»

El día previo al aniversario, el periodista y antiguo director de HERALDO Darío Pérez dedicaba su crónica desde Madrid al pintor. ‘Solo los genios perduran’, titulaba, en referencia a las palabras del conde de Romanones que en un acto académico, presidido por el Rey, había afirmado: «Todas las grandezas de la tierra caen y se olvidan: sólo perduran los genios»’. Y como había dicho el propio Darío Pérez: «Y Goya. Después de cien años, fulgura como un astro en la noche del tiempo. Se le aclama como inmortal».

Mefisto le ofrecerá sus ‘coplas del día’, ‘Goyescomanía’, que manifestaba con mucho humor y un poco de malicia el eco popular del aniversario:

Todo se ha vuelto goyesco; de Goya son las corbatas; de Goya los lapiceros; de Goya los limpiadientes y de Goya los ungüentos.

Fiestas en el primer centenario

El aniversario goyesco de 1928 se recordó en las páginas de nuestro periódico con entusiasmo. Colaboraron todos sus redactores y numerosas firmas invitadas.

En el periódico del primer centenario de la muerte de Goya, del 17 de abril de 1928, destacaba, en el centro de la primera página, la reproducción del ahora llamado ‘Estudio del retrato’, existente en el Museo de Zaragoza, ya saben, la cabeza de un joven con sombrero de ancha ala que le sombrea los ojos, bajo el título ‘La juventud de Goya’’. Y efectivamente, el comentario anónimo, aunque podríamos descubrir el estilo de Valenzuela La Rosa, defendía la tesis de que aquel -frente a cierta opinión actual- era un autorretrato del propio joven Goya. Dicen así los últimos párrafos del comentario: «¿Quién es el personaje retratado? Y después de examinados concienzudamente los rasgos fisonómicos del modelo, se ha caído en la cuenta de que no puede ser otro que el propio Goya en plena juventud, cuando era un mozo osado y pendenciero, según la típica leyenda. Se trata, pues, de un magnífico autorretrato de Goya que tiene un indiscutible valor artístico y una manifiesta importancia como documento histórico, ya (que) casi todos los autorretratos de Goya, nos los presentan viejo y achacoso, mientras que este lienzo nos ofrece la imagen de Goya en lo más florido de su existencia, cuando su mirada enigmática escrutaba el porvenir misterioso. Vicente López, primero, y después Mariano Benlliure, han popularizado al Goya anciano, achaquiento, y malhumorado. Todos los demás intérpretes de la figura del gran pintor, han seguido las mismas huellas. Y nadie parece recordar ya que Goya tuvo una juventud prometedora de hombre fuerte, animoso y confiado en sí mismo, fase quizá la más interesante de su vida, aunque sea la más ignorada, de la cual es buena muestra el auto-retrato que reproducimos».

El número trataba con pormenor todos los actos programados en la fiesta de Goya, que fueron numerosos, variopintos, populares y sonados, incluidos funerales en el Pilar, misa pontifical, con oración fúnebre a cargo del orador sagrado y canónigo don Santiago Guallar, fuegos de artificio, bailes goyescos y la inauguración del polémico Rincón de Goya, la obra de Fernando García Mercadal, que no gozó del favor del público.

17/04/1928: noticias de la exposición y el Rincón de Goya.
17/04/1928: noticias de la exposición y el Rincón de Goya.
Heraldo.es

La exposición

También se anunciaba la inauguración aquel mismo día de una exposición de cuadros de Goya y objetos manufacturados de su época, organizada por la Academia de Bellas Artes de San Luis. La foto de Marín Chivite recogía un aspecto parcial de la muestra, en uno de los salones del Museo Provincial, y la información daba cuenta detallada del contenido. «La Academia de Bellas Artes de Zaragoza ha logrado reunir un conjunto serio, depurado y lo bastante numeroso para satisfacer a los inteligentes y para que contribuyan al conocimiento de la obra tan extensa, tan personal y tan afamada del ilustre artista, honra de nuestra tierra». Entre las obras de Goya se encontraban bocetos de las pinturas del Pilar, de la cueva del Rosario de Cádiz, los retratos de Company y de Félix de Azara, el boceto del San Bernardino de Siena, el retrato del niño Luisito Cistué, y hasta los siete cuadros que decoraban el oratorio del palacio de Sobradiel, además de las ‘joyas’ de la exposición, los retratos del duque de San Carlos y de Fernando VII, entre otras muchas piezas, incluidas algunas de los Bayeu. No faltaba información de los actos goyescos celebrados también en Madrid.

El HERALDO del día 18 proseguía con el protagonismo goyesco en su primera página: comentario un tanto escéptico de Antonio Zozaya sobre la conmemoración de los centenarios (‘La gloria y los siglos’) y amplia información sobre los actos del día: ‘Inauguración de la Exposición de cuadros de Goya en nuestro Museo Provincial. Una excursión a la Cartuja de Aula Dei. Banquete en honor del Director de Bellas Artes y delegados extranjeros. La fiesta de gala en el Casino de Zaragoza’. Entre las fotografías, la del cuadro de Dionisio Fierros ‘El cráneo de Goya’, donado al Museo por Hilarión Gimeno, consiliario de la Real Academia de San Luis, cuya fotografía también se publicaba.

El jueves día 19, el periódico se abría con un artículo de Ricardo del Arco sobre ‘Goya y el esoterismo’ y, a tres columnas, la reproducción del abanico pintado por Carnicero, con motivos goyescos, que figuraba en la exposición del centenario. Una segunda página traía un conjunto de tres fotografías, ocupando las seis columnas del diario, con grupos de participantes en el baile goyesco celebrado en el Casino, «una de las fiestas más brillantes de las que ya se verificaron y, sin duda, de las que están por efectuar, durante esta semana dedicada al eminente pintor aragonés». Aunque todo no era frívolo, pues el programa del día recogía asimismo la conferencia de Mayer, el gran investigador alemán de Goya, director de los museos de Baviera. Mayer, entre otras muchas cosas interesantes, diría que a nuestro paisano los expresionistas alemanes lo reconocieron como un precursor.

"Que viene de Londón"

La fiesta de Goya aparecía en todos los rincones del periódico, incluida la sección de coplas: «Una pareja inglesa / que viene de Londón / para admirar los goyas / de nuestra población...». Y sin embargo, el titular informativo recogía que ‘Las fiestas del tercer día de la semana goyesca se redujeron a la salida de los cabezudos, una sesión universitaria en la Facultad de Medicina y la función extraordinaria en el Teatro Circo’. Y se argüían los escasos recursos económicos puestos en juego.

El viernes 20 se abría el periódico con la fotografía del retrato de Goya al niño Luis María de Cistué y Martínez, incluida en la exposición del Museo, y debajo, en las ‘Coplas del día’, de Mefisto’, se ripiaba la mucha lluvia que estaba cayendo, ‘Las lluvias del Centenario’, que para el poeta eran las lágrimas de los personajes goyescos.

Y no faltaba una curiosa nota, titulada ‘El hospital de Fuendetodos’, donde un antecesor de Joaquín Gimeno, el que fuera alcalde fuendetodino, aprovechaba el acontecimiento en beneficio del progreso del pueblo natal de Goya y solicitaba a su homólogo de Zaragoza autorización para instalar una tómbola en la capital del Ebro, durante las fiestas del Centenario, para recoger fondos con destino a un hospital en la localidad.

Se quería más

En fin -y por concluir con estas referencias- el domingo 22 de abril, Roberto Castrovido escribía desde Madrid de ‘Goya y Uzcudun o la popularidad’, que ya es dar saltos en el vacío, y se informaba de que en las fiestas, trasladadas a la población de Fuendetodos, se colocó una placa que daba el nombre de Goya a una calle de la localidad y se visitó la casa del pintor, convertida en museo. También Mefisto volvía a dedicar sus coplas a los festejos goyescos.

Como se ve, el centenario se celebró por todo lo alto. Fue una semana intensa, cuidadosamente preparada desde hacía tiempo. Y aun así no faltaron críticas porque se quería más.