8M. Día internacional de la mujer

La reivindicación de quien nos cuida

El trabajo doméstico es uno de los factores que más contribuye a la desigualdad de género, según un informe de la OIT.

Manifestación de las empleadas del hogar el pasado 8 de marzo en Zaragoza.
Manifestación de las empleadas del hogar el pasado 8 de marzo en Zaragoza.
Asociación de Trabajadoras del hogar y cuidados de Zaragoza

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el trabajo de cuidados como todas las tareas que se realizan en el hogar, ya sean de forma personal y relacional, como dar de comer a un bebé o cuidar a un enfermo; o indirectas, como limpiar o cocinar, a cambio de una prestación económica o sin remunerar.

Una tarea que ejercen, eminentemente, las mujeres, y que si bien este último año ha sido más indispensable que nunca, por las necesidades de enfermos, menores, ancianos y dependientes durante la pandemia, sigue siendo infravalorada por las instituciones públicas y una buena parte de la sociedad.

"Que este trabajo lo hayamos hecho siempre las mujeres hace que no tenga valor, ni para la sociedad ni para la economía"

Para Carolina García, trabajadora doméstica y miembro de la Asociación de Trabajadoras del Hogar y Cuidados de Zaragoza, la falta de reconocimiento a esta profesión radica en su carácter femenino. "Este es un trabajo que siempre hemos hecho las mujeres. Cuidar de la casa, de los hijos... y por eso no existe un valor social hacia él ni cuenta para la economía, a pesar de que sin esos cuidados que realizamos no podría existir la sociedad que conocemos", explica.

Reivindicaciones

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo, el 90% de las 70 millones de empleadas del hogar que hay en el mundo –que en su mayoría son migrantes– no tiene reconocidos los mismos derechos que el resto de trabajadores. Y esa es la principal reivindicación de la asociación de la que forma parte García, que aglutina a unas 250 mujeres en la capital aragonesa: "Las trabajadoras domésticas tenemos un régimen especial con respecto al de otros empleos. No tenemos derecho a paro, no cotizamos por el salario que percibimos y nuestro empleador puede despedirnos sin ningún motivo justificado, porque existe el derecho al desestimiento", explica.

El 90% de las empleadas del hogar de todo el mundo no tiene reconocidos los mismos derechos que el resto de trabajadores

Esta circunstancia convierte además a este colectivo en uno todavía más vulnerable, "pues es la base para que se den casos de explotación y se vulneren los pocos derechos que tenemos", añade.

"Desde la asociación también hacemos una importante labor de concienciación, tanto con la sociedad como con nosotras mismas, para aprender a valorarnos y cuidarnos", relata García. "También hacemos talleres de derechos laborales porque muchas mujeres desconocen sus derechos y el empleador, aunque los conozca, se aprovecha de esta situación y no los aplica".

Sin remunerar

Esta realidad no solo afecta a las mujeres que se dedican profesionalmente a este sector, sino a todas las que también lo hacen de forma no remunerada. "Una mujer que cuida a un familiar y no realiza otro trabajo fuera de casa tampoco es valorada, y ni siquiera tiene acceso a una pensión", apunta García.

Según datos de la OIT, las mujeres realizan el 76,2% de todo el trabajo de cuidados no remunerado, dedicándole 3,2 veces más tiempo que los hombres. Además, 606 millones de mujeres en edad de trabajar señalaban no estar disponibles para acceder a un empleo debido a esta tarea, cifra que en el caso de los hombres se reducía a 41 millones.

Desde esta entidad internacional apunta también que la falta de políticas sociales y regulación por parte de los organismos públicos en este sector, "aumentará más aún la desigualdad de género".

Ratificación del convenio 189

Otra de las reivindicaciones de este colectivo es la ratificación por parte del Estado del convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se elaboró en 2011 con objeto de mejorar los derechos de los trabajadores y trabajadoras domésticas, "dada su contribución a la economía mundial" y valorando que sigue siendo "infravalorado e invisible".
En dicho documento, se recogen derechos para este colectivo tan básicos como un contrato que recoja las condiciones salariales, las horas de trabajo y los periodos de descanso; el derecho a libertad de asociación y sindical o la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso, así como igualdad de condiciones con respecto a otros trabajadores en materia de seguridad social.
Países como Alemania, Bélgica, Colombia, Filipinas, Finlandia, Italia, Nicaragua, Portugal, Panamá, Sudáfrica o Suecia ya están adheridos al mismo.

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